Sebastián abandona tras constatar que el PSOE madrileño se niega a apoyarle

Miguel Sebastián tiró ayer la toalla, presentó su renuncia y se despidió con un "hasta siempre" de los madrileños, y, al menos de momento, de la política. Lo hizo cuatro días después de su descalabro electoral, uno de los mayores de un candidato socialista en toda España, consciente de que no sólo no había convencido a la mayoría de los madrileños, sino que en su propio grupo municipal se estaban afilando los cuchillos y se exigía su dimisión antes de tomar posesión como concejal. La renuncia de Sebastián supone el segundo fracaso consecutivo del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en sus apuestas electorales para Madrid.

"Todo ha sido una cadena de desastres, y todos somos un poco culpables", señaló un miembro de la dirección federal, consternado por el grado de animadversión que Sebastián ha provocado en el PSOE madrileño.

Sebastián compareció a primera hora de la mañana de ayer para anunciar su renuncia: "Es cierto que mi compromiso era mantenerme al servicio de los madrileños, pero quiero contribuir a que la recuperación comience pronto. Yo no quiero ser un obstáculo para esa renovación", prosiguió. La dirección federal del PSOE no ha obligado a Sebastián a irse, según aseguran altos responsables del partido, pero sí le ha advertido de lo que le esperaba si se quedaba como concejal: un grupo municipal en su mayoría hostil y con una escasísima disposición a trabajar para él o a reconocerlo como jefe político.

Junto a la animadversión de su grupo, en la situación de Sebastián pesaba la relación rota con el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón (PP). Prácticamente no se hablan desde que el candidato socialista preguntó en un debate en televisión por una supuesta "relación" de Ruiz-Gallardón con Montserrat Corulla, una imputada en el caso Malaya de Marbella.