Un sector en convulsión continua
El sector energético español vive en una continua convulsión desde incluso antes de que Gas Natural lanzase aquella polémica OPA sobre Endesa en septiembre de 2005 que puso todo patas arriba. La solución de la pelea ha dejado un panorama en el que se encadenan las posibilidades: hay una OPA en marcha de Enel y Acciona sobre Endesa; la derrotada E.ON ha anunciado que quiere ser el tercer grupo energético peninsular a partir de Viesgo y otros activos que va a comprar a Endesa; Iberdrola, ante posibles amenazas de compra de los alemanes o de otros, se quiere hacer fuerte adquiriendo Scottish Power y aumentando su presencia en Estados Unidos; el grupo belga Frère, principal accionista de Suez, compra el 5% de su capital, del que ACS es el principal accionista con más del 10%; al mismo tiempo, esta constructora controla el 45% de Unión Fenosa; la citada Suez ha aumentado su participación en Gas Natural de acuerdo con La Caixa...
En fin, un lío de participaciones y de intereses cruzados que permiten aventurar todo tipo de vaticinios. En medio de todo, el nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, propone potenciar el eje mediterráneo y, entre otras cosas, eso incluye el sector energético, de máxima importancia para Francia y el norte de África, con España en una situación estratégica excelente. Parece normal y obligado que el Ejecutivo español esté preocupado por el futuro del sector.
No es para menos. En España, al contrario de los países del entorno, las empresas del sector son privadas y, desde ese punto de vista, hay poco margen de maniobra. Sin embargo, pertenecen a un sector regulado, lo que da opciones para manejar los hilos. Dicho esto, la situación está abierta.
La irrupción de ACS en Iberdrola se contempló como un primer paso para una integración con Unión Fenosa. La hipótesis no gustó nada al presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, que recurrió al crecimiento para diluir a la constructora con la compra de Scottish Power. Otra línea de actuación conduce a una fusión de Iberdrola con Gas Natural (participada, a su vez, por La Caixa y Repsol). Ambas son complementarias, participan cajas de ahorros y mantendrían sus sedes en Cataluña y el País Vasco. En esa operación, que tampoco gusta en Iberdrola, ACS vendería su participación para concentrarse en Unión Fenosa con activos de aquélla.
En el fondo late que las tres quieren reforzarse ante E.ON, que, no obstante, maneja dinero y daría sustanciosas plusvalías. Si a los alemanes, que bastante tienen con Gazprom, no les salen los planes, sólo les quedaría Hidrocantábrico y EDP, ya que los portugueses también tienen mucho que decir en el futuro mercado ibérico. Y, mientras tanto, la Bolsa sube.
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