Cenlle quiere comprar pozos porque el agua de la traída tiene arsénico
Los vecinos llevan 27 días utilizando agua embotellada tras recibir la alerta de Sanidade
El ayuntamiento orensano de Cenlle recibió ayer el resultado de los contraanálisis del agua de una finca que podría abastecer a los vecinos de Razamonde en el futuro. Los pozos de este terreno particular suplirían a la actual traída, que surte al pueblo agua contaminada con arsénico. El alcalde, Manuel García Montero, negocia ahora con los propietarios la adquisición de las tierras, porque su manantial es uno de los pocos, en la zona, libre de arsénico.
El ayuntamiento tiene dos opciones. O comprar esa finca que posee dos pozos de agua limpia, o diseñar un sistema de bombeo y depuración desde el regato que pasa por la localidad. Sin desechar esta segunda idea, el alcalde negocia ya el precio de los terrenos con sus titulares. Esta propiedad ha cobrado valor después de que se analizasen todos los manantiales y pozos del municipio, ya que en muchos de éstos se descubrieron cantidades más o menos elevadas de arsénico.
Los vecinos de Razamonde, unas 150 personas, según García Montero, llevan 27 días utilizando el agua embotellada que les facilita el Ayuntamiento. Las garrafas de diez litros se almacenan en la Casa do Pobo, y allí van a recogerlas, una por persona, a diario. Además, queda algún pozo particular limpio y hay una fuente sin arsénico en el pueblo. Los negocios de hostelería se sirven de depósitos de 50 litros, para cocinar, fregar los platos y preparar el café de máquina. Los primeros días, algunas familias ni siquiera se atrevían a bañarse y lavar la ropa con el agua de la traída. Y hoy, el mayor problema sigue siendo abrevar a los animales. Hay quien, para esto, prefiere usar también la Fontecelta de la Casa do Pobo.
En Cenlle, las aguas se analizan habitualmente cada 15 días. El ayuntamiento efectúa exámenes básicos en los manantiales que abastecen las parroquias. Sin embargo, estas pruebas no fueron capaces de detectar el arsénico que contenía el agua de Razamonde. Y fue gracias al azar que se llegó a conocer el problema.
El alcalde explica que la Consellería de Sanidade realiza análisis "cada dos años" y "elige aleatoriamente", en toda Galicia, qué sistemas de abastecimiento somete a sus pruebas de metales y semimetales pesados. Le tocó a Razamonde y, en dos días, la Xunta avisó al ayuntamiento de que el arsénico superaban la tasa permitida. En la misma notificación explicaba que el agua no se podía usar ni para beber ni para cocinar, y que, en especial, los ancianos y los niños deberían evitarla porque su consumo les podría causar problemas gástricos.
Desde entonces, los técnicos persiguen la causa de la contaminación. La oposición al decano de los alcaldes de Galicia (García Montero, del PP, lleva 38 años en el cargo y ha sido reelegido) apunta a los manantiales "de agua sulfurosa, que emanan gases" cerca de los dos pozos de barrena municipales que están más contaminados. El PSdeG culpa al alcalde de permitir esa ubicación hace años.
El ayuntamiento, en cambio, sostiene la teoría de que estos pozos, que "no están juntos", se encuentran, sin embargo "en la misma montaña, en lo más alto", y se han contaminado por "motivos geológicos". La mina de agua de la que se alimentan habría ido erosionando la roca hasta dar con una veta rica en arsénico.
Como esto no se puede solventar, la Xunta ha sellado ya uno de los pozos, el más contaminado, y ha dejado en uso el otro hasta que Cenlle encuentre una solución definitiva. Para evitar la supuesta veta del arsénico, el concejo ha buscado, entre los del lugar, pozos de barrena que ofrecen un caudal abundante sin estar perforados hasta niveles tan profundos como los contaminados.
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