Las urnas abren la vía a pactos a varias bandas
El PNV maneja ya otras fórmulas al constatar la insuficiencia del tripartito para toda Euskadi
La dirección del PNV debatió ayer los "resultados desiguales" obtenidos, que le han dejado un "regusto amargo" y una fotografía electoral que los peneuvistas pretenden solventar con dos fórmulas: allí donde los números lo permitan, activará el tripartito (PNV, EA y EB, más Aralar), por ejemplo, en la Diputación de Guipúzcoa. Pero el PNV ha constatado que esa mayoría es insuficiente en buena parte de municipios donde se juega mantener el poder. PNV y EA reunieron ayer sus ejecutivas para estudiar los resultados electorales. Por su parte, la dirección socialista constató su consolidación como "alternativa real" al nacionalismo. El PSE aspira a hacer valer su mayoría en las Juntas de Guipúzcoa y no renuncia a presidir la Diputación alavesa y el Ayuntamiento de Vitoria.
Galdos reconoce que el nacionalismo debe repensar sus discursos ante su "pérdida de peso institucional"
La política de pactos que se abre en el País Vasco tras el cierre de las urnas en la noche del 27-M sólo será endiablada si los dos principales partidos, PNV y PSE-EE, se empeñan en exigir lo imposible. Los resultados electorales demandan pactos de gobernación diversos, lo que permite atender las distintas sensibilidades internas de los partidos a la hora de optar por una u otra fórmula. Sin embargo, como punto de arranque, nadie quiere regalar ninguna baza. Mientras el PSE desea hacer valer su condición de fuerza más votada en las Juntas guipuzcoanas y algunas fuentes no descartan incluso que Miguel Buen abra una negociación con EA, con la que obtendría un juntero más que la suma de PNV y EB-Aralar-, el líder peneuvista en Álava, Iñaki Gerenabarrena, adelantó que no van a "renunciar a intentar gobernar la Diputación foral de Álava", pese a ser la tercera fuerza.
Pero todas esas declaraciones no parecen sino brindis al sol y tácticas previas a la negociación en serio, sobre todo en el PNV, donde previsiblemente será la Asamblea Nacional la que defina la política de pactos. Tanto los peneuvistas como los socialistas saben que hay diferencias de calado frente a la situación política de hace cuatro años. El PSE de Patxi López no cuenta ya con el apoyo "gratis" que entonces le concedió el partido de Jaime Mayor Oreja en aquellas instituciones donde era posible conformar gobiernos constitucionalistas. Y, además, tampoco aspira a ello. Más bien apuesta por caminar por la senda de la alternativa al PNV que inició en aquel convulso congreso de marzo de 2002. "Desde entonces, son tres victorias seguidas con Patxi a la cabeza", resumía ayer un dirigente antes de entrar en la reunión de la ejecutiva, celebrada en Bilbao. Sin embargo, reconocía que, probablemente, el triunfo de Miguel Buen en Guipúzcoa se convertirá al final en una "victoria moral", sin posibilidad de convertirse en real. Markel Olano, el candidato peneuvista, parece tener prisa para cerrar cuanto antes un acuerdo sustentado en el tripartito.
El PSE hace tiempo que ha roto amarras con un PP aferrado a una política de oposición al Gobierno de Rodríguez Zapatero en materia antiterrorista que da réditos en Madrid, pero que en Euskadi le hizo perder el domingo 59.353 votos, 48 ediles y 3,25 puntos respecto a 2003, desdibujando la alternativa al nacionalismo y dejándoles a punto de ser desalojados del poder en Vitoria y Álava.
La dirección del PNV se reunió por la tarde en la sede de Sabin Etxea, en una cita a la que acudió el lehendakari Ibarretxe,firme defensor del tripartito como fórmula de pacto global. Horas antes, el portavoz del partido, Iñigo Urkullu, señaló que la apuesta de partida del PNV es tripartito más Aralar, "si los números dan". Un condicional que es como reconocer que hay que activar también otras mayorías o fórmulas de gobernabilidad, porque en muchas instituciones el "cauce central de la sociedad vasca" se ha estrechado en el tablero foral y municipal.
Y en ese encogimiento tiene mucha responsabilidad la decisión de EA de acabar con la coalición con el PNV. El partido de Begoña Errazti analizó también ayer sus malos resultados, que pronostican un congreso convulso. Iñaki Galdos, líder del sector crítico guipuzcoano, pero con poder para condicionar la nueva mayoría en este territorio, reconoció que el nacionalismo debe repensar sus discursos ante su "pérdida de peso institucional".
El diputado general de Vizcaya en funciones, José Luis Bilbao, no ha decidido en qué partidos se apoyará para garantizar la mayoría absoluta en las Juntas Generales. Aguarda a la decisión general que adopte el PNV, y se espera tener un criterio claro para la próxima semana, según fuentes forales. Las opciones son varias: un acuerdo con EB-Aralar o bien con el PSE, e incluso está la opción de recurrir a los minoritarios, puesto que los tres junteros que suman EA, ANV y EB-Aralar dan al PNV los 26 escaños de la mayoría absoluta, informa Alberto Uriona.
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