Un impuesto injusto
Aproximadamente unos 17 millones de españoles están exentos del pago del impuesto de sucesiones y donaciones; el resto de españoles, esto es, más de 25 millones, sí están obligados a pagarlo. Este agravio comparativo, además de crear una clara división entre unas y otras comunidades, lo cierto es que limita el crecimiento económico y familiar.
El problema subyace en el hecho de que, según la Constitución española, todos los ciudadanos somos iguales y nos otorga a todos por igual los mismos derechos y obligaciones. Entonces, ¿por qué una persona que vive en una ciudad ha de pagar algo que otra de la ciudad de al lado está exenta? Además, se rompe el principio de igualdad que todos los ciudadanos tenemos ante Hacienda.
Asimismo, se ha de tener en cuenta la baja incidencia que este impuesto tiene en los presupuestos de las comunidades, pero, sin embargo, dicha cantidad representa una merma en la capacidad económica de los herederos o receptores de la donación.
El Estado, las comunidades autónomas y los ayuntamientos nos aplican un sinfín de impuestos, cargas y tasas, por lo que después de haberlo pagado todo, el dinero o propiedades que una persona posee no deberían de ser gravadas con más impuestos si esa persona, ya sea en vida o cuando fallece, entrega a sus familiares directos el fruto del esfuerzo del trabajo de toda una vida.
El problema radica en que desde hace unos años la gestión del impuesto de sucesiones y donaciones está cedida a las comunidades autónomas, por lo que los ciudadanos de algunas comunidades tienen la suerte de no tener que pagar por algo por lo que otros ciudadanos sí han de pagar; así pues, los ciudadanos de Navarra, País Vasco, Madrid, Baleares, Castilla y León, La Rioja, Cantabria y Valencia están exentos o pagan unas cantidades muy reducidas, mientras que el resto de españoles han de pagar cantidades muy elevadas, llegando en algunos casos a poner en apuros económicos a los herederos para hacer frente al pago del impuesto.
Creo que se debería pedir la total supresión sin límites ni condiciones en toda España del impuesto de sucesiones y donaciones. Por ello, y desde esta carta, desearía que algún político me explicara por qué unos ciudadanos pagan por algo por lo que otros no pagan nada.
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