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Orozco gana en Lugo pero necesita al BNG

El partido socialista tendrá que reeditar en Lugo el pacto de 1999 con el BNG para continuar al frente del gobierno de la capital luguesa. El alcalde, Xosé Clemente López Orozco, no fue capaz de mantener el efecto personal que se le atribuyó en 2003 cuando pasó de 7 a 13 concejales y se convirtió en el primer alcalde con mayoría absoluta de Lugo tras recibir el apoyo, por aquel entonces, del 51,36% de los electores.

En esta ocasión se demostró que las encuestas previas, que llegaron a otorgar a Orozco una mayoría entre 14 y 15 ediles, no funcionaron en la capital lucense y sí fueron más fiables los sondeos a pie de urna que ya vaticinaban al cierre de los colegios electorales que el alcalde perdía la mayoría absoluta. Este resultado era el gran objetivo del PP y el BNG, que hicieron pinza a lo largo de la campaña contra la figura del, hasta ahora, alcalde más valorado de Galicia.

Pese a la evidencia de los resultados (12 concejales para el PSdeG, que pierde uno, 9 para el PP, que mantiene el mismo número que tenía sin lograr rentabilizar la repesca de Joaquín García Díez y 4 para el BNG, que fue el gran vencedor de la noche), López Orozco se resistió a aparecer ante los medios de comunicación durante toda la tarde.

La tensión entre los militantes, simpatizantes y medios de comunicación fue máxima en la sede socialista, aunque con el paso de la noche la evidencia del pacto se convirtió en auténtica realidad. Orozco hizo esperar a sus seguidores hasta bien pasadas las 23 horas. En su discurso, se mostró resignado, dijo que "en política es muy importante compartir" y que "el pueblo de Lugo nunca se equivoca".

En la sede del PP se dieron por satisfechos con la pérdida de la mayoría absoluta de Orozco, al que el portavoz del grupo municipal y candidato número cinco, Jaime Castiñeira, consideró el "gran perdedor" en el proceso electoral de 27-M.

Ahora se aproximan días de intensas negociaciones. Las relaciones entre Orozco y el cabeza de lista del BNG, Xosé Anxo Lage, que se había encargado de la Delegación de Tráfico y Transportes en el gobierno bipartito, llegaron al proceso electoral bastante deterioradas y no mejoraron, sino todo lo contrario, en el transcurso de la campaña electoral, donde los ataques de Lage a la figura del alcalde fueron constantes.

Fue en esta campaña donde el nacionalista puso el listón muy alto para la negociación, al asegurar que no habrá pacto si no se aborda un nuevo Plan General de Ordenación Municipal, ahora pendiente de la resolución de alegaciones. De entrada parece difícil que Orozco aguante el órdago lanzado por el nacionalista.

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