El Ejército israelí intensifica la ofensiva contra los líderes políticos de Hamás
Cinco personas mueren en un bombardeo en Gaza y otro ministro palestino es detenido
La ofensiva israelí contra todo lo que huela a Hamás continuó ayer en Gaza y Cisjordania. En este territorio, otro ministro palestino fue detenido en su casa de Yenín, 48 horas después de una redada masiva que ha diezmado la dirección política del movimiento fundamentalista. En la franja, lo habitual: los bombardeos de la aviación israelí mataron al menos a cinco milicianos y el ya rutinario lanzamiento de cohetes caseros sobre el sur de Israel prosiguió. En Jerusalén Este, un tiroteo con la policía, poco frecuente en la ciudad, costó la vida a dos palestinos.
La ofensiva israelí contra todo lo que huela a Hamás continuó ayer en Gaza y Cisjordania. En este territorio, otro ministro palestino fue detenido en su casa de Yenín, 48 horas después de una redada masiva que ha diezmado la dirección política del movimiento fundamentalista. En la franja, lo habitual: los bombardeos de la aviación israelí mataron al menos a cinco milicianos y el ya rutinario lanzamiento de cohetes caseros sobre el sur de Israel prosiguió. En Jerusalén Este, un tiroteo con la policía, poco frecuente en la ciudad, costó la vida a dos palestinos.
Cinco soldados israelíes se presentaron por la mañana en la residencia de Wasfi Kabha, en Yenín. Se llevaron al ministro de Estado y su ordenador. Con él son ya 34 los políticos -incluidos dos miembros del Gobierno palestino y cinco alcaldes de varias ciudades, entre ellas Nablús- detenidos desde que el jueves el Ejército descabezara de nuevo a Hamás en Cisjordania. Al igual que el ministro de Educación, Naser al Shaer, Kabha ya fue encarcelado el año pasado y liberado pocas semanas después. No se trata de actuaciones judiciales, sino de meras represalias por el incesante goteo de cohetes sobre suelo israelí.
En Gaza, sin presencia de los uniformados sobre el terreno, se ataca por aire. Los bombardeos israelíes en la ciudad de Gaza y en Jan Yunis, en el sur de la franja, contra edificios y posiciones militares de los milicianos de Hamás se cobraron ayer cinco muertes, superando ya las 40 -la mitad de ellas víctimas civiles- desde que a mediados de mayo se desatara la ola de violencia. Por segundo día consecutivo, la aviación hebrea disparó misiles en las cercanías de la vivienda del primer ministro, Ismail Haniya, en el campo de refugiados de Shati.
Miembros del Gobierno de Ehud Olmert han amenazado de muerte a la totalidad de los dirigentes islamistas, sin excluir a ninguno y sin importar su lugar de residencia, sea Gaza o sea Siria. No obstante, la mayoría de los analistas cree que quienes están en el punto de mira son los jefes militares. En todo caso, el brazo armado de Hamás no descarta un intento de matar a un prominente líder político porque hay precedentes: el jeque Ahmed Yasín y su sucesor, Abdelaziz al Rantisi, fueron asesinados hace tres años. El portavoz de la milicia de Hamás, Abu Obaida, advirtió: "Israel puede olvidarse de Gilad Shalit (el soldado capturado hace 11 meses y aún cautivo en Gaza) si matan a nuestros jefes políticos o militares".
Mientras, los milicianos palestinos intentan que ni un solo día reine la calma en la ciudad israelí de Sderot. Media docena de cohetes artesanales fueron lanzados sobre esta localidad y las comunidades agrícolas adyacentes a Gaza. Son ya más de 200 en los últimos 10 días, lo que ha provocado la fuga de miles de vecinos de esta población de 25.000 habitantes. Las imágenes de los residentes de Sderot subiendo a los autobuses para alejarse de los cohetes Kassam suponen un notorio triunfo para Hamás. "Lo que está sucediendo estos días en Sderot y en el desierto del Negev es tan grave por sus implicaciones futuras como los errores cometidos en la guerra contra Hezbolá. No hay mayor triunfo para nuestros enemigos que la deprimente evacuación de una ciudad israelí. Ya pueden ver el siguiente paso: primero Sderot, luego Ashkelón, y quién sabe si Tel Aviv", escribía ayer el editorialista Zalman Shoval en el diario Yediot Ahoronot.
En efecto, el ataque persistente a las poblaciones cercanas a Gaza y la huida de miles de residentes no es el mejor acicate para la colonización de esta región que el Gobierno se propone llevar a cabo. Olmert se oponía a la evacuación de los ciudadanos, muchos de ellos desquiciados por la ausencia de respuesta del Ejecutivo a la necesidad de reforzar sus viviendas. Pero el ministro de Defensa, Amir Peretz, vecino de la localidad, la impulsó. Al final, el deseo de los civiles prevaleció, y por cientos partieron en autobuses del Ejército.
En un tipo de incidente muy poco frecuente en Jerusalén Este, la zona árabe de la ciudad, dos palestinos, miembros de Al Fatah, murieron y cuatro policías israelíes resultaron heridos en un enfrentamiento. El tiroteo se inició cuando los dos milicianos abrieron fuego contra los agentes israelíes junto al muro de separación, a la altura del barrio de Sheik Said, informa Efe. Al-Basheer, una facción hasta ahora desconocida de las Brigadas de Mártires de Al-Aqsa, brazo armado de Al-Fatah, ha reivindicado la agresión.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.