Una belga independiente

Ann Gyles, nacida en Amberes (Bélgica) en 1960, es una profesora de inglés que llegó hace 26 años a Lleida para perfeccionar el español. Quedó tan maravillada por la forma de ser de la gente que decidió quedarse para siempre. En la actualidad reside con su marido y la hija de ambos en Alfés (Segrià) y encabeza como independiente la lista de ERC de este municipio.

La gran ilusión de esta belga afincada en Alfés, localidad de 320 habitantes situada a 10 kilómetros de Lleida, es convertirse en alcaldesa mañana. Cree que podrá aportar su experiencia para dinamizar la vida municipal, con iniciativas dirigidas especialmente a los pensionistas y a los jóvenes. "Sé escuchar y eso es muy importante para dirigir un Ayuntamiento", señala Ann.

En los últimos cuatro años, Ann ha formado parte del equipo de gobierno de CiU, pero al anunciar el actual alcalde de esta formación, Ramon Martí, que no se presentaría a la reelección, ella decidió elaborar su propia candidatura con vecinos que tenían ideas e inquietudes similares a las suyas. "Vinieron a vernos representantes de los principales partidos políticos", explica, "pero al final nos decantamos por ERC porque los vimos más interesados y porque nos gustaron sus propuestas".

Ann confiesa que no es militante de ningún partido y que si un día decidió entrar en la política fue para participar en los asuntos del pueblo, como una forma más de integrarse. No se considera una candidata independentista y cree que sus vecinos son muy catalanistas, pero no fanáticos. Lo que sí tiene muy claro es que "Cataluña no es España".

"Son dos mundos diferentes. Yo procedo de un país en el que hay una separación lingüística y he encontrado muchas similitudes con Cataluña, que tiene una lengua y una cultura propias que se han de defender", señala.

A Ann le gustaría tener una única nacionalidad, la europea, y que en su carnet de identidad sólo constara que nació en Amberes. Su primer acto de campaña electoral fue organizar en Alfés una merienda tradicional a base de pan, vino y azúcar. Asegura que la mayoría de los vecinos la ha aceptado muy bien desde el primer día que llegó al pueblo y no le molesta que algunos la continúen viendo como "la extranjera".