Participar en las elecciones

Acabo de leer en el periódico un artículo sobre a quién favorece la participación en las elecciones del próximo 27 de marzo. Bueno, yo no estoy muy segura de a quién favorece la participación, pero de lo que sí estoy segura es de a quién perjudica: a toda la sociedad. El voto más que un derecho es una obligación de todos los miembros de una sociedad: la obligación de decidir sobre su futuro y el de toda esa sociedad. Por ello, siempre he pensado (y sigo pensando) que la abstención es una gran irresponsabilidad. En un país en el que hace poco más de 30 años el voto era absolutamente impensable, ni siquiera debería de existir esa posibilidad.

Son mis terceras elecciones autonómicas, pero este año no podré votar. Me he mudado a otra ciudad; cuando llegué, me inscribí en el Censo de los Residentes en el Extranjero pero en el Consulado no me avisaron de que ya era demasiado tarde y que en estas elecciones no podría participar. Yo este año no puedo, pero todos los que no tengan un impedimento físico que vayan a votar: a su partido de siempre, al de la oposición, en blanco o nulo, pero que voten.