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Reportaje:NO FUNCIONA

Autobuses con música incorporada

Transportes Metropolitanos de Barcelona recibió en 2005 un total de 10.523 reclamaciones. Pero 2005 es ya prehistoria. ¿Cuántas recibió en 2006? El dato no está disponible. Y eso que 2006 acabó hace casi cinco meses completos. Viene el dato a cuenta de un par de reclamaciones sobre el servicio de autobuses llegadas estos días y otras dos sobre el metro.

La primera de los autobuses, sobre el 54 (línea que las acumula con insistencia). El martes 15 un autobús no paró en varias paradas de la avenida de Madrid. Faltaban unos minutos para las nueve de la mañana y amenazaba lluvia.

La empresa no ha sido de explicar por qué ese autobús no paró desde ese mismo martes.

Al día siguiente, una lectora, F. M. S., explica que se subió a un vehículo de la línea 56 poco antes de las dos de la tarde. Subió en Gran Via con Bailén. El conductor llevaba una radio con rumbas a todo volumen. La mujer lo miró, pero no se atrevió a decirle nada. Prefirió llamar al diario y quejarse, además de interesarse por qué hacer en estos casos que no sea enfrentarse a un tipo que tiene un comportamiento tal que ya da miedo.

El portavoz de TMB da una respuesta ejemplar (es decir, un ejemplo del comportamiento habitual de esta empresa respecto a las quejas de los ciudadanos). La mujer tiene que respetar el procedimiento reglado y quejarse de forma oficial a TMB. "El responsable de la línea no puede preguntar nada si no tiene queja". El intento de explicar que el reglamento de TMB no puede afectar al conjunto de la ciudadanía fue inútil. Hay que quejarse donde hay que quejarse y no donde le parezca al ciudadano.

La lectora sostiene que no piensa quejarse a TMB en su vida. "Si me tengo que cabrear, al menos, gratis", explica. Y añade que una vez escribió a TMB para una queja. De eso hace ya meses y nunca ha tenido respuesta.

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Este diario utiliza, de vez en cuando y con fines informativos, los mecanismos "reglamentarios". La última vez, un redactor remitió a TMB una reclamación vía Internet. Se quejaba de haber ido en un autobús en el que viajaba un hombre fumando un puro y de que cuando lo comentó al conductor éste le respondió que no era su problema, que le pidiera él mismo que bajara. La respuesta del departamento de quejas de TMB era bonita: aseguraba que el conductor había parado el autobús y había hecho bajar al fumador. Como sea que el redactor iba acompañado, envió una segunda carta ofreciendo el testimonio de la otra persona. Como en el caso de la lectora cabreada, nunca hubo respuesta.

Este diario preguntó por el contenido de las quejas recibidas por TMB en 2006. Tampoco hubo respuesta. Sí la hay sobre lo ocurrido en el año 2005: el servicio es la principal causa (28,1%). el comportamiento del personal, la segunda (27,3%).

Las quejas del metro son de otro tipo. P. G. explica que dos veces en la misma semana observó algo no insólito pero sí llamativo. Entraba en el metro y, a su lado, alguien se saltaba literalmente la puerta de entrada. En ambos casos había un empleado (o subcontratado) de Transportes Metropolitanos de Barcelona que miraba para otra parte.

Uno de los casos se produjo en la estación de Avenida del Carrilet, en la línea 1. Junto a los tornos de entrada había un vigilante jurado. No hizo nada. El segundo caso se produjo en la estación de Passeig de Gràcia (línea 3). Y esta vez no era un guarda jurado, sino un empleado de chaqueta roja. Al ser la segunda vez, el lector llamó la atención del empleado y le preguntó si no había visto lo que ocurría. "Si claro, pero yo no estoy aquí para que paguen sino para informar si me preguntan", asegura el P. G. que le respondió.

La empresa reconoce la validez de esta información. La función de este personal no es evitar que la gente pase sin pagar "aunque tienen efecto disuasorio", afirmó el portavoz de TMB. ¿Quién se encarga de evitar que la gente no pague? Nadie. Hay inspectores que sancionan a quien pillan, pero en las estaciones no hay nadie encargado de hacer cumplir las normas. El lector dice que muchas gracias y que toma nota.

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