Zerolo
Pensarán que reflexionar en campaña sobre Pedro Zerolo, candidato socialista a la alcaldía que pudo ser y no fue, es el colmo del escepticismo. Pero responde al colmo de la perplejidad, la decepción y la vergüenza, sentimientos poco escépticos pero bastante humanos, y los escépticos también lo somos. La gran baza del Gobierno socialista ha sido la puesta en marcha, ineludible pero valiente, de ciertos avances de índole social que han resultado históricos.
José Luis Rodríguez Zapatero, que viene de una izquierda seriamente interiorizada aunque adaptada a los tiempos, ha representado un modelo de cambio auténtico, cuya firmeza no ha reñido con la moderación y cuyo reflejo ha iluminado las ilusiones de muchos españoles y ha alcanzado a constituirse en referencia mundial, principalmente en una Europa muy necesitada de ejemplos.
Desde esa evidencia, no comprendimos la designación de Miguel Sebastián como candidato a la alcaldía. Un gestor económico desconocido no suponía alternativa a un alcalde, Ruiz-Gallardón, que se las lleva de calle. Porque, partiendo de una derrota anunciada, no se trataba de buscar una alternativa para triunfar, sino una opción coherente y honesta para perder bien. Y la había: Pedro Zerolo. Conocido y comprometido con la calle y con las ideas que ha impulsado su partido, sería, frente al hombre de paja, un hombre auténtico, de verdad. Desestimar esa posibilidad ha sido cobarde: ¿no será porque es gay, verdad?; quiero decir, demasiado gay. Grandes ciudades como París o Berlín tienen en su haber alcaldes gays. Pero además ha sido un error: dudo que Pedro Zerolo se dejara asesorar tan desastrosamente como Sebastián. Desastres que podrían afectar al futuro de Zapatero, de un modelo político mejor que el de José María Aznar y Ana Botella, segunda de Ruiz-Gallardón. Ah, saludos más que cordiales a Ángel Pérez, campeón.