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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Arte y biología

Una exposición como Bios 4 podría relacionarse con dos prácticas artísticas. Una de ellas, el arte objetivo, que floreció en el periodo de entreguerras con impulsos tan decisivos como la obra de Mondrian y el constructivismo ruso, y que se transformó a fines de los sesenta con la aplicación de la informática. La otra dirección artística es el land art que indagó en los setenta nuevos acercamientos a la naturaleza.

En la muestra, las Máquinas histéricas de Bill Vorn, unos robots que se agitan al acercarse el espectador, recuerdan a algunos de los exhibidos en Cybernetic Serendipity, la muestra que en 1968 estimuló el uso artístico de la computadora. Pero la evolución de la informática en alianza con la biología genera obras mucho más sutiles: así el gato-robot de France Cadet, que simpatiza con los peces que aparecen en una pantalla de cristal líquido, o el pequeño autómata de los Driessens y Verstappen que se adapta a las células del tacto y proporciona una sensación corporal placentera.

BIOS 4. ARTE BIOTECNOLÓGICO Y AMBIENTAL

Centro Andaluz de Arte Contemporáneo

Avenida de Américo Vespuccio, s/n

Isla de la Cartuja. Sevilla Hasta el 2 de septiembre

El legado del land art se rastrea en el diseño de Agnes Denes para sembrar 11.000 pinos (por otras tantas personas), formando una gran espiral sobre una loma artificial de planta elíptica, o en la fotografía de hierba de Ackroyd y Harvey para la que proyectaron el negativo sobre un panel con hierba dejando hacer su labor a la luz y la clorofila. Pero otras obras van mucho más lejos: la instalación de Matheusz Herczka registra mediante un ordenador señales emitidas por las plantas al acercárseles los espectadores y Andy Gracie presenta un cultivo hidropónico regulado por un pequeño robot sensible además a las señales emitidas por un pez-elefante.

Son obras de autores que, tras sus estudios de arte, se incorporaron a diversos programas científicos. La muestra traza un mapa de estas iniciativas con las obras expuestas y con otra veintena de nombres cuyas propuestas pueden examinarse en ordenadores instalados al efecto.

La asociación entre biolo

gía, genética e informática abre, en la relación entre lenguajes y praxis del arte y de la ciencia, un campo de insospechada amplitud. Reflexiona sobre la ecología y el aprovechamiento de energías naturales, pero sobre todo sugiere enclaves artísticos que, más allá de la anécdota, estimulan la imaginación y el pensamiento.

Puede haber paisajes formados por nubes de mosquitos (Ursula Damm), espacios arquitectónicos en el interior del cuerpo humano (Justine Cooper) y una particular presencia del tiempo: Marta Menezes construye cajas transparentes que contienen líquidos de color; reproducen fielmente obras de Mondrian pero el color, poblado por ciertas bacterias, acaba degradándose.

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