El mecánico del Desafío
Un equipo de 13 personas lija y pule 12 horas al día el barco español para dejarlo "como un espejo"
A Gonzalo Fernández de Velasco, jefe de mantenimiento del Desafío Español, le llaman Nervio. "Pero no porque sea muy nervioso. Todo lo contrario, es porque soy muy tranquilo", cuenta el mecánico del equipo español. La serenidad le hace falta a este santanderino de 40 años para liderar un equipo de 13 personas que revisa cada milímetro del barco durante 12 horas al día en busca de la mínima imperfección. "El barco ha de estar como un espejo", cuenta Nervio. La aerodinámica ha de ser perfecta para que el velero se deslice por el agua a la máxima velocidad. Cada poro se tapa. Cada desnivel se lija. "Somos como los mecánicos de la fórmula 1. El piloto ha de saber que el coche le va a responder. También el tripulante ha de tener confianza en que nada en el barco va a fallar. En tierra estamos pensando que todo salga bien", explica Gonzalo.
Dos empleados se dedican a enjabonar la quilla y el bulbo en busca de la mejor aerodinámica
Un grupo de técnicos prepara el barco cada mañana para salir a navegar. Otro lo revisa cada tarde al llegar al puerto. Entre ellos, dos personas se dedican exclusivamente a enjabonar la quilla y el bulbo, un conjunto que pesa 20 toneladas, y lijarlos. El resto desala y pule el casco y supervisa la embarcación de arriba abajo. En la caja de herramientas guardan el martillo, el destornillador y la llave inglesa, "y también cosas más específicas". "La manipulación es complicada, todos somos especialistas. En el ESP97 todo es artesano, todo está hecho a mano. Es un oficio complejo. Trabajamos desde la madera a la instalación electrónica. Los barcos van muy apurados de peso y hay cosas muy frágiles", cuenta.
Durante la ITV del velero, Nervio coordina a un equipo que forman técnicos de España, Nueva Zelanda, Italia y Argentina. En el taller, trabajan con el carbono y la resina de poxi, los materiales de que está fabricado el barco, y con tornillos de titanio, "que pesan menos y aguantan más". En total, 180 tornillos apuntalan el velero español. "Cada vez hay menos para no hacer agujeros y hacer el barco más ligero. El mantenimiento es muy costoso porque lo hacemos todo al vacío", afirma el jefe de los mecánicos.
En las tres primeras regatas de semifinales, el Desafío ha plantado cara al New Zealand y ha conseguido una victoria (2-1). "El barco va bien, estamos contentos con la velocidad, corre tanto como los otros. La pelea está más en la parte deportiva que en la técnica. Hay pocos barcos que se escapen por velocidad. Son diferentes unos de otros, pero parejos en velocidad", afirma Gonzalo. La pelea sigue hoy y el equipo de mantenimiento trabajó ayer para afilar al máximo el barco. "Vamos por los 100 barcos de la clase america's cup y la evolución es muy poca, de milímetros. Ya le damos guerra al Oracle y Alinghi", añade.
Gonzalo, navegante en vela ligera y en crucero, y tripulante del Bribón, ha participado en todos los equipos españoles en la Copa del América. Siempre en la construcción y el equipo de tierra. "Aquí se pasa peor", dice; "me llaman Nervio porque nunca me pongo nervioso cuando navego. Pero viendo la Copa lo paso fatal".
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