"Mejor que estamos no podemos estar"
Francisco Javier Vicente Navarro o, simplemente, Javi Navarro (Valencia, 1974) es el capitán del Sevilla, el equipo español de moda. Su carrera ha estado marcada por una grave lesión que le arrancó de la élite a los 23 años y su posterior fama de defensa duro. Instrumento esencial para unos y enemigo público para otros. Es quien primero levantó los dos trofeos -la Copa de la UEFA y la Supercopa europea de 2006- que han elevado al centenario club de la capital andaluza a sus cotas más altas.
Pregunta. Vaya alboroto que está montando el Sevilla.
Respuesta. La verdad es que sí. Desde el último ascenso a la Primera División [en 2001], el equipo ha ido creciendo continuamente, subiendo escalones. Siempre ha dado el máximo nivel, siempre ha estado a la altura de lo que el club era en cada momento y de lo que exigía su evolución. Cada vez, un poquito más. Hasta donde nos encontramos ahora, que mejor no se puede estar.
"Nadie se imaginaba que llegaríamos a tanto en tan poco tiempo. Los veteranos hemos sabido transmitir la humildad y el compromiso con el Sevilla"
"Entiendo que el crecimiento del club se vea reflejado en los compañeros que llegan (...). Pero no estaría nada mal que me reconocieran el trabajo hecho"
P. Es que, cuando usted llegó, ni el más atrevido soñaba con los títulos ni el respeto que el fútbol del Sevilla ha conseguido.
R. Claro que no. Los futbolistas que llegaron en la temporada que se logró el ascenso o los que lo hicimos en la siguiente veníamos a trabajar duro. Estábamos ilusionados ante un nuevo proyecto. Pero nadie se imaginaba que se llegaría a tanto en tan poco tiempo.
P. ¿Es muy distinto aquel vestuario, concebido para sobrevivir en la máxima categoría, que el de un bicampeón europeo?
R. Se ha intentado mantener la humildad del principio. Esa base, de la que quedamos muy poquitos, ha sido una de las claves del éxito. Habría que resaltar el trabajo de los que llevan aquí desde Segunda. Además, éstos, los más veteranos, son los que han sabido sostener el espíritu del grupo, los que lo han asimilado, los que han transmitido los conceptos de humildad y compromiso con el trabajo que nos caracteriza a los que han llegado ya contrastados de otros conjuntos, de otras competiciones.
P. Sin duda, todo bajo la supervisión del capitán, usted.
R. El respeto y la fidelidad a nuestra manera de ser como equipo lo hacemos entre todos. Algunos de los que han llegado más recientemente se han dado cuenta rápidamente de cómo se trabaja, de cómo se vive el grupo, de la humildad que hay en el Sevilla. Si la gente que llega no baila con esa misma música, se hace más difícil poner de tu parte.
P. Usted heredó la capitanía de Pablo Alfaro, que tenía un perfil más público para los aficionados.
R. Cada uno tenemos una forma de comportarnos ante diferentes situaciones. De Pablo he aprendido cosas. Y no sólo de Pablo. Intento ir cogiendo lo que me gusta de todos los que me rodean. Lo que pasa es que es difícil estar de acuerdo con todos.
P. Entre la carrera de éxitos del Sevilla y la suya se pueden establecer paralelismos. Usted debutó con la selección española absoluta con 32 años -estuvo convocado antes, pero no llegó a jugar, lo que sí hizo en la olímpica- en la temporada de los mayores triunfos.
R. Bueno, lo de la selección queda ahí. Estar en ella no coincide a veces con el mejor estado de forma en el que te encuentras. Puedes haber hecho una buena campaña anteriormente sin que fuera premiada porque el seleccionador consideró que había otro mejor que tú o por otros motivos. Cuanto más arriba está el equipo, más cerca estás de la selección. La convocatoria depende mucho de la situación del equipo en general, pues se suele sacar alguna pieza de cada plantilla que esté a buen nivel.
P. ¿Se refiere a su propio caso?
R. No lo sé. Es una reflexión. Tampoco me he parado a analizar lo de mis convocatorias con la selección. Cuando Luis Aragonés ha creído conveniente que fuera, he ido encantado porque, aparte de que me conoce a la perfección desde que yo era jovencito, creo que hablamos el mismo idioma.
P. Pero algunos han pasado de pedir su retirada a destacar su contribución a la selección.
R. El fútbol tiene este tipo de cosas. Siendo la misma persona y el mismo futbolista, en el entorno se te ve de otra manera. Los periódicos, las radios, las televisiones..., fabrican una especie de idolatría hacia cierta gente.
P. Hacia los que ganan.
R. Sí, claro, hacia los que ganan. Nunca se valora que el trabajo y el esfuerzo es el mismo aunque no se haya alcanzado la recompensa de los títulos. Pero esto pasa en muchos sectores. En las directivas, los aficionados... Es difícil explicarlo de manera superficial porque podría parecer que sólo se quiere hablar mal del fútbol.
P. ¿Es usted el mismo jugador que hace un par de años?
R. No ha cambiado nada. En dos, tres o cuatro años, en un montón de minutos de juego, he protagonizado un par de situaciones no deseadas y aisladas, pero eso queda ahí. Y tienes las mismas probabilidades de que se produzcan ahora, cuando juegas en un equipo campeón, que antes.
P. ¿Se juzgarían ahora esas acciones, su dureza, de otra manera?
R. Seguramente, se enfocarían de modo diferente. Pero los medios de comunicación seguirían haciendo leña del árbol caído. Son situaciones concretas, muy llamativas, en las que no hace falta profundizar para ofrecerlas al consumo de novedades que rompen la monotonía.
P. ¿Cómo se consigue llegar a su edad con tal rendimiento físico?
R. Por supuesto, me cuido todo lo que puedo. Cada uno tiene que dar lo que le exige su trabajo. El mío depende mucho del estado de forma y de la colocación y hago todo lo posible por estar lo mejor posible.
P. ¿Cómo se plantea su futuro?
R. Mi continuidad en el Sevilla dependerá de varias cosas y de varias personas. A mí me queda tan sólo un año de contrato y, dependiendo de los partidos que juegue, puede que otro. Por el momento, el club no me ha dicho nada sobre la renovación. Entiendo que el crecimiento del club se vea reflejado en los compañeros que van llegando, pero también me gustaría una renovación justa para los que llevamos tiempo. No sé qué planes tiene el club. Ya veremos. Me encantaría terminar mi carrera en el Sevilla, pero no estaría nada mal que me reconocieran el trabajo hecho hasta ahora.
P. La cara de felicidad cuando levantó el trofeo de la Copa de la UEFA, en Eindhoven es difícil de olvidar.
R. Felicidad franca y compartida. Felicidad por mí y por todo lo que he pasado en el fútbol. Fue un premio. En realidad, el fútbol ya me lo había pagado todo antes de levantar ese trofeo y el de la Supercopa. De cómo yo me vi a los 23 años a lo que me ha pasado en estos últimos cinco... Con eso ya estaba pagado con creces. Pero, claro, los títulos son el caramelo. El fútbol es equipo, pero también familia y amigos que te rodean, que te apoyan. Lo que me ha enseñado el fútbol en todos estos años es que uno solo no puede hacer nada.
P. ¿Se ve ligado al fútbol cuando deje de jugarlo?
R. Nunca se puede decir que no, pero la verdad es que del fútbol he visto su parte buena y también su parte mala. Si puedo estar en algo en lo que no haya parte mala, intentaré quedarme.
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