La razón que penetra
Dicen los estoicos que la razón es un cuerpo que penetra y se extiende en un ser animal. Probablemente la artista canadiense de origen checo Jana Sterbak (1955) haya pensado en un paralelismo similar en relación con la pintura: el color es un cuerpo luminoso que absorbe o refleja otro cuerpo. El vídeo Waiting for High Water demostraría una cierta lógica adherente, en el relato visual del paseo de un flâneur/animal por las calles y puentes de Venecia. En relación con la segunda proposición, las pinturas de Pieter Bruegel, Hunters in the Snow (Winter) y Spring (Kunsthistorisches Museum Wien) le sirven a Sterbak de inspiración colorista para dos películas digitales, February (5 minutos) y Sakura (5 minutos).
Esperando que suba el agua es la continuación del proyecto From Here to There, filmado en los paisajes nevados de Canadá y presentado en la Bienal de Venecia de 2005. La operación consiste en mostrar en una pantalla múltiple el punto de vista de un perro, un terrier llamado Stanley. Un perspectivismo original, teniendo en cuenta que en el arte -como en la economía- hoy todo ocurre en las alturas, aunque sea en la altura de la persona, o en el cielo de las megacorporaciones museísticas.
El "ojo" de Stanley (tres cámaras colocadas sobre su cabeza) transmite las imágenes por conexión remota, estimulado por todo aquello que descubre, atraído por un olor o por el simple vuelo de las palomas de la Piazza San Marcos. No hay azar, al contrario, la "razón que penetra en el cuerpo" refleja un punto de vista inédito, toda la geografía exótica o banal que caracteriza el modo de "pensar" de un animal. Únicamente frenado por el vaivén de los turistas, el cánido persigue un punto desplazado -para nosotros aleatorio- más allá de las líneas-fronteras humanas. La vida biopsíquica es una cuestión de perspectivas, rotaciones, desplazamientos. ¿De qué manera entendemos la realidad? ¿Hacia dónde se despliega todo?, ¿desde dónde captamos los acontecimientos? ¿Hemos perdido la capacidad de mirar?
Los trabajos February y Spring tienen la resonancia de los paisajes flamencos del siglo XVI. Sterbak pone en juego unas imágenes que muestran sobre una pantalla de plasma un impecable paisaje de invierno adornado con personas que patinan o pasean. El color de sus atuendos y la manera en que están distribuidos los cuerpos en el entorno natural recuerdan las pinturas de Bruegel. En el paso mental de una superficie a otra el color tiene un papel primordial, pues parece reintegrado en un nuevo plano sin perder toda su resonancia histórica. En el vídeo filmado en la fiesta Sakura (la floración de los cerezos en Japón), el color también afirma su independencia, es la diferencia radical que hace que la obra esté madura para algo diferente.
La fuerza de la obra de Jana Sterbak estriba en abrir caminos completamente diferentes de lo ordinario. Y en ese descubrimiento nos ofrece una nueva manera de mirar con un ojo distinto, reconquistar una realidad que el propio arte renueva. La razón penetrada y que penetra.
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