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Juicio por el mayor atentado en España

La Guardia Civil de Oviedo ocultó a la de Gijón el soplo de Zouhier

La herida abierta en la Guardia Civil por el 11-M aún supura. Los entonces responsables en Asturias fueron ayer reacios a asumir responsabilidades por las pesquisas fallidas y vinieron a decir ante el tribunal que, en 2003, tras una sucesión de chivatazos sobre tráfico de explosivos, todos hicieron lo que estaba en su mano aunque sin conseguir nada. El tono lo rompió el teniente coronel Antonio Rodríguez Bolinaga, entonces jefe de la Comandancia de Gijón, quien aseguró que la Comandancia de Oviedo le "ocultó" el chivatazo de Rafá Zouhier, así como los seguimientos en Avilés a Antonio Toro y Emilio Suárez Trashorras.

Los mandos de la Guardia Civil de Asturias siguen sin creerse, a día de hoy, que en febrero de 2003 Trashorras y Toro manejasen los 100 o 150 kilos de dinamita que, según los confidentes Zouhier y José Ignacio Fernández, Nayo, los cuñados ofrecían al mejor postor. "Creo que no tenían ese explosivo", aseguró el entonces teniente coronel, hoy coronel jefe de la Comandancia de Gijón, Fernando Aldea Juan.

La confidencia del Nayo la recibió el capitán de Oviedo Pedro Amable Marful, que la elevó a sus jefes. Este agente, además, insistió en que la UCO nunca le contó que el chivatazo que tenía sobre los explosivos era de Zouhier, al que el propio Marful había detenido en 2001 en Pola de Lena junto a Rachif Aglif, por atracar joyerías.

Descoordinación

Unos no se creían los chivatazos, otros se escamoteaban información o no les llegaba y algunos más se enteraron por la prensa, como el general Pedro Laguna, entonces jefe de la zona de Asturias, con mando sobre ambas comandancias. Según testificó, ni habló con la UCO ni estaba informado de las pesquisas. Lo que sí supo es que en febrero de 2003 Nayo y Zouhier coincidieron en chivarse sobre los explosivos.

El colofón de la descoordinación lo puso Rodríguez Bolinaga. El teniente coronel aseguró que en 2003 "la comandancia de Oviedo ocultó a la de Gijón el seguimiento que se hizo con Zouhier y la UCO a Trashorras y Toro". También acusó a la policía de Gijón de ningunear al instituto armado los explosivos que halló en un garaje de Trashorras y Toro durante la operación Pipol, tras un chivatazo de Francisco Javier Lavandera en 2001.

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Rodríguez Bolinaga está sancionado por quedarse una cinta grabada en 2001 con la confidencia de Lavandera, quien fue desacreditado por los comparecientes de ayer. "Nos engañaba permanentemente, que si hay explosivos aquí, que si hay esto allá... Y por eso el capitán de Gijón le dijo: 'cuando de verdad veas explosivos, nos avisas", declaró el general Laguna.

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