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Elecciones presidenciales en Francia

Los socialistas franceses, condenados a renovarse tras la derrota de Royal

La división entre las tres grandes corrientes del PS puede agravarse tras los comicios

¿Cuál es la diferencia entre una derrota y una derrota honorable? Ésta era la pregunta que se hacían ayer noche los cuadros dirigentes del Partido Socialista francés (PS). Si se compara con la terrible derrota sufrida por Lionel Jospin en 2002, cuando no consiguió pasar a la segunda vuelta, Ségolène Royal ha salido bastante bien parada. Pero no es lo mismo si el referente es el porcentaje que el mismo Jospin obtuvo contra Jacques Chirac en 1995. François Hollande, el primer secretario del PS y compañero sentimental de Royal, piensa lo primero. Los dos pretendientes derrotados por Royal en las primarias, el ex ministro de Economía Dominique Strauss-Khan y el ex primer ministro Laurent Fabius, lo segundo.

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"Es la tercera derrota consecutiva de la izquierda, es una catástrofe que viene del hecho de que este partido no ha sabido hacer su renovación", dijo ayer Dominique Strauss-Khan ante las cámaras de televisión. "Y yo estoy dispuesto a hacerla", añadió. Para Laurent Fabius, por contra, ha sido el giro a la derecha de la candidata socialista lo que ha provocado su derrota. Las espadas, pues, están en alto. Ségolène Royal se había adelantado a todos hablando a los franceses poco después de las ocho de la tarde de ayer, desde el balcón de la Casa de América Latina en el bulevar Saint Germain de la capital francesa, significativamente a medio camino entre la sede del partido y su cuartel general de campaña.

Son muchos los cuadros del partido que ahora lamentan haber realizado las elecciones primarias que el pasado otoño supusieron la elección de Royal como candidata a la presidencia. "Las heridas de aquella guerra interna, con sus golpes bajos y sus inevitables agresiones, no habían tenido tiempo de cicatrizar cuando arrancó la campaña electoral", apuntaba un antiguo ministro del presidente socialista François Mitterrand. Y matiza que el supuesto boicot, o al menos un cierto desinterés de los derrotados durante la campaña electoral no fue premeditado. "No fue tanto ella la que no abrió la puerta de su equipo de campaña a los derrotados, sino también ellos quienes se sintieron cohibidos cuando todavía se lamían las heridas". Y añade: "Conclusión: no celebraremos más elecciones primarias en el futuro".

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El aparato del PS está dividido. Hay, al menos, tres grandes corrientes: la derecha socialdemócrata representada por Dominique Strauss-Khan; el centro, encabezado por Hollande, y la izquierda ortodoxa del ex primer ministro Laurent Fabius.

Hollande se desgañitaba ayer noche por convencer a todo el mundo de que todo el mundo estaba unido. Pero a las preguntas concretas de quién será la cabeza del partido en las legislativas de junio, contestaba con evasivas. "¿Será el primer secretario?, ¿será Royal?", le preguntaban. "Será Royal que ha hecho una gran campaña, será el primer secretario, será la gente importante del partido como Strauss-Khan... será un trabajo colectivo", respondía Hollande.

Lo que era ayer noche evidente es que de la reunión del Consejo Nacional del PS que había tenido lugar a las siete de la tarde, cuando ya estaba clara la derrota de su candidata, no había salido ningún acuerdo. "Mañana tendremos la revancha del aparato", señalaba un militante. "Entraremos en una crisis", añadía. "Hay varios dirigentes que quieren acabar con el partido tal como existe y construir un nuevo partido de izquierdas, abierto a las tendencias postsocialistas y parasocialistas: tendremos este debate", apuntaba un miembro del Consejo.

La posibilidad de que el partido se rompa, aunque no de forma inmediata, no es descartable. Esta campaña ha puesto en evidencia que la izquierda ha adelgazado sensiblemente en Francia. No sólo los partidos de la izquierda radical, sino en su conjunto. Las llamadas que en la última fase de la campaña hicieron algunas figuras históricas del PS, como Michel Rocard o Bernard Kouchner, hacia un pacto con el centrista François Bayrou, siguen resonando, aunque en la sede parisiense de la calle Solferino no se las quiera escuchar.

Los cerca de siete millones de electores que votaron por el centrista François Bayrou en la primera vuelta, que interiorizaron el mensaje de la necesidad de un centro político escorado hacia la izquierda, y que ayer, según las distintas encuestas, se dividieron casi a partes iguales por uno y otro candidato, pueden acabar forzando al PS a hacer la siempre aplazada transición hacia la socialdemocracia, o pueden acabar provocando una ruptura en el partido.

"En cuanto a Ségolène Royal", añade este dirigente, "todo depende de cómo se valore el resultado y de la correlación de fuerzas que quede en el partido". Strauss-Khan, agregaba la citada fuente, "intentará controlar el partido".

Ségolène Royal saluda anoche a sus partidarios en el cuartel general de su candidatura en París
Ségolène Royal saluda anoche a sus partidarios en el cuartel general de su candidatura en ParísREUTERS

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