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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El tejido humano de Lavapiés

J. Ernesto Ayala-Dip

Sigue apegada la literatura de Lucía Etxebarría a los avatares sociales de los tiempos presentes. En su nueva novela, Cosmofobia, esta vez le toca el turno al barrio madrileño de Lavapiés. A su gente y a su estatus de microcosmos étnico y social. El método que emplea la autora de Beatriz y los cuerpos celestes para la configuración de un tejido humano de tan variable procedencia es el de las vidas cruzadas. No es un método demasiado original, desde que lo pusiera de moda Raymond Carver y lo aupara Robert Altman a categoría cinematográfica. Pero es eficaz si se lo sabe usar con un criterio algo más ambicioso que una simple cartografía de vidas unidas por un simple azar. Películas como Crash o la más reciente Babel exprimieron este recurso con apabullantes resultados artísticos. Pero el peligro que tiene es que se abuse de él y se convierta en una solución manierista sin ningún fundamento narrativo con auténtico sentido. Lucía Etxebarría podría haber incurrido en ese riesgo. Lo elude con oficio. Siempre dije que la escritora tiene una buena relación con el ritmo narrativo, con la fluidez. Características éstas, sin embargo, que quedaban desacreditadas no sólo por la carga excesiva de emocionalidad sin brújula sino por la falta de solidez en la estructura novelesca. Ahora ha apelado a una estructura. Y ésta le ha permitido transitar con una historia de nuestros días que no disimula la coyuntura, pero que así y todo estimulará su lectura porque aúna la verdad de la estadística y la crónica a la verosimilitud del trabajo novelesco bien hecho.

COSMOFOBIA

Lucía Etxebarría

Destino. Barcelona, 2007

384 páginas. 20,50 euros

Cosmofobia sigue los pasos

y desdichas de personajes de distinto pelaje ético, social y económico. Junta inmigrantes, dependientas con sueldos bajos, mujeres arribistas, mujeres en busca de una complicada felicidad, guaperas irresistibles y especímenes varios de la modernidad. Se agradece que Lucía Etxebarría no nos haya arruinado su cuadro con un excesivo paternalismo multiculturalista. La autora se permite una pequeña presencia en el relato que yo no tendría en cuenta. Hablaba Jacques Derrida de la "lógica del complemento", para indicar todo ese material autobiográfico que cada novela esconde de su autor, el que él mismo reconoce y, sobre todo, el que desconoce. Me ha gustado el capítulo final titulado El beau terrible. Ahí se pone de manifiesto lo eficaz que puede resultar observar las reglas básicas del buen narrar.

Lucía Etxebarría, en su bar de copas del barrio madrileño de Lavapiés en 2004.
Lucía Etxebarría, en su bar de copas del barrio madrileño de Lavapiés en 2004.BERNARDO PÉREZ

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