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Elecciones presidenciales en Francia

Royal cierra la campaña electoral como líder de la izquierda

La socialista centra su discurso en la protección de los débiles

Reinaba la euforia en el campo socialista. Para su último gran mitin de campaña, Ségolène Royal escogió Lille, en el norte, ciudad emblemática del movimiento obrero y feudo de Martine Aubry, la madre de la semana laboral de 35 horas. En la memoria de todos seguía fresca la imagen de la candidata durante el debate de la noche anterior frente a Nicolas Sarkozy, y se palpaba el orgullo de los militantes. Royal podrá o no derrotar el domingo a su rival de la derecha, pero su condición de líder de la izquierda ya nadie se la arrebata.

Royal vistió ayer de rojo; recuperó su personalidad de madre protectora, su discurso modulado. Era difícil superponerle la versión sorprendente y desafiante de la mujer fuerte y agresiva que se las había tenido la noche anterior con el candidato de la derecha, que se había enfrentado con éxito con el hombre a quien casi media Francia teme. Y es en este contraste donde reside su fuerza política. "¿Es razonable elegir a una mujer?", preguntó a la audiencia. "No sólo es razonable, es necesario, es audaz, porque el tiempo de las mujeres ha llegado". "Atreveos", añadió, "no lo lamentareis".

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Pero ni el debate del miércoles ni el mitin de ayer parecen ya en condiciones de cambiar nada. Así, con todas las cartas sobre la mesa, el mitin en Lille tuvo un carácter crepuscular, casi sentimental, por usar el término con que la propia Royal calificó a la multitud que se había congregado en el Grand Palais de la ciudad flamenca. "Buenas tardes, multitud sentimental", les dijo. "Esta tarde es nuestra última grande, inmensa reunión".

Pocas veces durante esta larga campaña los gritos de "Ségolène presidenta" sonaron más fuertes. "No os desmovilicéis", les dijo, "siento vuestra amistad, vuestra energía, vuestro valor".

En la sala, la plana mayor del socialismo francés: Dominique Strauss-Khan, François Maurois, Martine Aubry, Jacques Delors, Patrick Menouchi, François Rebsamen, Jean-Louis Bianco, Arnaud Montebourg, Vincent Peillon y Jean-Pierre Chevenement, entre otros, muestra de cómo, aunque tarde, los elefantes y quienes en un momento intentaron cerrarle el paso admiten ahora su liderazgo. Como viene siendo habitual, faltaba Laurent Fabius.

Antes había hablado Maurois, el guardián de las esencias mitterrandianas, que se encargó de deslegitimar la apropiación, por parte de Sarkozy, de los referentes míticos de la izquierda como Jaures o Blum, que el candidato de la derecha ha paseado sin pudor por todos sus mítines. También Delors subió al estrado para advertir contra el peligro de la llegada al Elíseo de "un bonapartista dispuesto a dar lecciones a todo el mundo".

Royal hizo un discurso centrado en la solidaridad social, en las medidas de su programa destinadas más a los débiles. "No dejéis que se ensanche la fractura republicana", les dijo. Royal desgranó una vez más su programa social. Una tras otra, las medidas que piensa tomar contra el desempleo, las ayudas a los jóvenes, los refuerzos en las escuelas, la solidaridad, los temas centrales de su programa, eran recibidos con grandes ovaciones.

Y dijo: "Francia mañana se levantará gracias a vosotros, esto depende de vosotros, esto depende de lo que votéis el domingo".

Royal recibe el beso de Jacques Delors, ayer Lille.
Royal recibe el beso de Jacques Delors, ayer Lille.AP

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