"Pregunté qué pasaba y me dieron"

Como en toda guerra, se estableció una zona neutral: era la glorieta de Bilbao, donde se instaló el hospital de campaña del Samur. Sirenas de todos los colores lo rodeaban. Allí fueron atendidas las 46 personas heridas durante los incidentes, 12 de las cuales eran policías. La mayoría tenía brechas y golpes.

Sergio tiene 24 años. Es programador informático. Acaba de salir de curarse una herida en la cabeza. Tiene sangre en la camiseta. Empieza a hablar y rompe a llorar. "Perdóname", dice, "pero es que no lo entiendo, de verdad, ¡no lo entiendo!". Lo que no entiende es por qué al salir de una discoteca en la que llevaba casi toda la noche se encontró con una lluvia de porrazos. "Vimos un cordón policial, les pregunté qué estaba pasando y empezaron a darme y a perseguirme".

José, estudiante de 19 años con aspecto punk, lleva el brazo en cabestrillo. "Esto es de ayer [por el martes por la noche]". También tiene un golpe nuevo en la frente. Según su versión, los agentes le llevaron a un callejón: "Me decían 'a ver cuánto aguantas de pie' mientras me golpeaban en las piernas".

De las carpas sale gente hacia los hospitales, para que les suturen las heridas. La mayoría lleva vendas en la cabeza. "Vimos que lanzaban pelotas y empezamos a correr. De repente han venido a por nosotros tres policías, luego, dos; luego, otros dos...", relata Darío, de 19 años.

Paloma, estudiante de 19 años, espera a que terminen de atender a un amigo. "Hemos corrido desde Gran Vía hasta Bilbao", relata con una pelota de goma de la policía en la mano. "Ha sido una locura", concluye.