_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ría de Ferrol, ¡peligro!

La pretensión de instalar una planta de gas en el interior de la ría de Ferrol próxima a un complejo petroquímico, esta suscitando una gran alarma social. Diferentes colectivos, como el Comité Ciudadano de Emergencia de la Ría de Ferrol (CCE) y la Asociación Socio Cultural Fuco Buxán, vienen denunciando estos peligros desde hace años. Fuco Buxán ha elaborado un riguroso informe en el que expone los riesgos, y denuncia los silencios de las administraciones públicas implicadas. El documento recuerda que la Comisión Europea envió un apercibimiento a España exhortándola a transponer de manera correcta la Ley Seveso II. Esta ley es de vital importancia a la hora de asignar suelo para una instalación de gas natural licuado, como la que se pretende ubicar dentro de la ría de Ferrol, para evitar catástrofes como la de Seveso (Italia) en 1976, de Bhopal (India), en 1984, que provocó más de 3.000 victimas, y de San Juan de Ixhautepec (México), que causó más de 500.

La ría de Ferrol posee una configuración especial. Los grandes buques, deben entrar con la pleamar diurna, dado que el calado en bajamar es de unos 11 metros. Es una de las rías más pequeñas de Galicia. Con una alta densidad de población en sus costas. En la orilla sur está Punta Promontorio, en Mugardos, donde se pretende ubicar la planta. En Punta Promontoiro se encuentra ya el complejo petroquímico de Forestal del Atlántico perteneciente al grupo Tojeiro, cuyos depósitos tienen capacidad para almacenar 283.000 metros cúbicos de combustibles, además de otros tanques con sustancias químicas peligrosas, como metanol, urea y formol. Por la naturaleza de sus actividades, a este complejo petroquímico le es aplicable la directiva europea Seveso II.

El escaso calado de la ría y la configuración del canal que la comunica con el océano hace imposible que un buque metanero pueda, en caso de emergencia, abandonar la ría por sus propios medios y a la mayor rapidez posible.Ante la imposibilidad de salir el buque hasta que venga la pleamar, habría que evacuar a toda la población de Ferrol, y tratándose de un accidente con gas no daría tiempo, por lo cual se produciría una catástrofe con miles de víctimas.Un estudio del año 1994 realizado por la prestigiosa empresa internacional M.W. Kellogg definía claramente los riesgos de una planta de gas dentro y fuera de la ría, descartando expresamente su ubicación en Punta Promontoiro.

Algunos irresponsables han declarado que el gas natural licuado no arde ni explota y que no es un producto peligroso siempre que se mantenga a 163 grados bajo cero. Afirmación falsa, pues una fuga de gas natural licuado a la temperatura de menos 163 grados mataría por congelación instantánea a todo ser vivo que encuentre, robaría calor del medio ambiente hasta convertirse en un gas en cuyo momento mezclado con el aire puede arder o explotar. En cuanto al gas metano, mezclado con el oxígeno del aire da el tristemente célebre gas grisú, que ha causado miles de muertos en la minería. Si se produjera la desgasificación rápida de los 135.000 metros cúbicos contenidos en un buque metanero, la nube tendría varios kilómetros de longitud y un volumen de 81 millones de metros cúbicos.

Por otra parte, al hallarse tan cerca de una instalación militar de la OTAN -Punta Promontoiro está a 600 metros del Arsenal de Ferrol- se convierte en objetivo tentador para los terroristas. En una reunión celebrada en marzo del 2006 por los profesionales de emergencias (bomberos, ATS...) de Ferrol, éstos afirmaron que la ubicación de una planta de gas en Mugardos es un riesgo innecesario de catástrofe con un elevadísimo y terminante poder destructor, contra la que no servirían de nada los planes de evacuación o confinamiento de la población. Por consiguiente, una única solución: desplazar la planta de gas al puerto exterior.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_