El entrenador fue envenenado
Sigue el misterio sobre el asesino del seleccionador de críquet de Pakistán
Sólo a Agatha Christie se le habría ocurrido una trama mejor para sus novelas. El misterioso asesinato del entrenador de críquet tiene, desde ayer, un nuevo capítulo. Bob Woolmer, el seleccionador de Pakistán que fue hallado muerto el pasado 18 de marzo en una habitación del hotel Pegasus de Kingston (Jamaica) , fue envenenado, según una investigación del programa de televisión Panorama, de la cadena británica BBC.
Una teoría es que a Woolmer le mataron porque iba a destapar una trama de amaños de partidos
El cadáver de Woolmer, de 58 años, se encontró horas después de que Pakistán, toda una potencia del críquet, sufriera una vergonzosa derrota frente a la débil selección de Irlanda en la Copa del Mundo. La noticia corrió como la pólvora y no tardó en dispararse la rumorología. ¿Se trataba de un ajuste de cuentas? ¿Era la reacción desaforada de un aficionado enfadado con el juego de su equipo? ¿O quizás un suicidio?
Las pesquisas de la policía jamaicana apuntaron, en un principio, a complicaciones en la diabetes que sufría el entrenador. Pero la autopsia confirmó que su muerte fue provocada por asfixia, como resultado de una estrangulación. En el informe policial se especificaba, además, que el cuerpo presentaba signos de violencia. Concretamente, un hueso roto a la altura del cuello. Los tabloides británicos ya tenían su titular: El entrenador asesinado. El hotel se precintó y se tomaron las huellas dactilares a todos los miembros de la selección paquistaní. Se revisaron las cámaras de seguridad y los teléfonos móviles. Todo el mundo era sospechoso.
Ahora, un nuevo hallazgo alimenta el halo de misterio que rodea a la muerte de Woolmer. El pasado 20 de abril, el juez de instrucción encargado del caso recibía una llamada informando de "nuevos y significativos avances" en la investigación. El programa de televisión Panorama explicaba ayer que los resultados de un examen toxicológico, practicado con posterioridad a la autopsia, muestran, sin lugar a dudas, que a Woolmer se le administró un veneno para evitar que pudiera defenderse.
"Esas pruebas indican que a Woolmer se le suministró una droga que pudo dejarle indefenso antes de matarlo", explicaba Adam Parsons, redactor del programa.
El nuevo descubrimiento no aporta una solución definitiva al enigma, pero sí vierte algo de luz sobre el caso. Por ejemplo, a las dudas de Mark Shield, el policía que dirige la investigación. "¿Cómo un hombre tan fuerte como Woolmer fue estrangulado?", se preguntaba Shield justo después de conocer los resultados de la autopsia. "Tuvo que haber otros factores externos que no debemos descartar", decía.
La hipótesis del envenenamiento se ajusta como un guante a los interrogantes que Shield se planteaba, pero deja todavía muchos cabos sueltos. Nada se sabe del móvil del crimen. Hay teorías muy diversas al respecto. Una de las más extendidas la enunciaba un ex jugador de la selección de Pakistán: Sarfraz Nawaz. Según él, Woolmer fue "eliminado" porque estaba a punto de destapar una trama de amaño de partidos.
Tampoco se sabe, por supuesto, quién entró en la habitación de Woolmer con su consentimiento -ni puerta ni cerradura fueron forzadas-, quién tuvo la sangre fría de administrarle el veneno para después, una vez inconsciente, terminar de estrangularlo en la bañera.
Mientras, el ataúd sellado que contiene el cadáver de Woolmer ya ha sido repatriado a Suráfrica, donde el entrenador tenía su residencia. La familia, harta de tanta especulación, desea que el asunto se esclarezca y que se les deje en paz. Su portavoz, Gareth Pyne-James, declaró a la prensa su deseo de que el funeral sea una ceremonia privada.
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