El Fórum se viste de Feria
El público y los políticos respondieron a la inauguración de la 36ª edición de la fiesta cultural andaluza
Empezó la 36ª edición de la Feria de Abril. La que consolida la explanada del Fórum como espacio de acogida del evento, la que ha batido el récord de casetas (62) y la que cuenta con más metros cuadrados (105.000). Todo lo demás transcurre según el guión previsto: las guirnaldas, el fino, el pescaíto frito, las sevillanas y la polémica por las subvenciones que las administraciones otorgan a la Federación de Entidades Andaluzas de Cataluña (Fecac), la organizadora de la feria. Su presidente, Francisco García Prieto, es el centro de las críticas y esta semana ha visto cómo un juzgado de Barcelona admitía a trámite una querella presentada por una asociación de feriantes por un presunto delito de estafa en la gestión de las ayudas públicas en 2005: "Que venga el que quiera a ver las facturas. Está todo claro y en orden", señaló García Prieto la noche del viernes, poco después de la inauguración oficial.
"Que venga todo el que quiera a ver las facturas", dijo García Prieto, de la Fecac
A un mes de las elecciones municipales, se esperaba en el recinto ferial una nutrida representación de políticos. Y no fallaron. La cita congregó a los alcaldables por Barcelona Jordi Hereu y Xavier Trias, al consejero de Economía, Antoni Castells, y a numerosas autoridades municipales de Barcelona y Sant Adrià. Tanto el escenario como el momento son propicios, y todos los partidos, salvo Esquerra Republicana (ERC), han instalado su caseta en el recinto ferial.
"Es una oportunidad para que la gente nos vea y nos conozca. Además, esta feria encaja perfectamente con nuestro perfil, el de la conciliación entre culturas", explicó el diputado de Ciutadans per Catalunya Albert Rivera, debutante en estas lides. Pero ni así se libran de las descalificaciones. Un hombre que pasaba delante de la caseta no pudo reprimir un grito de "¡fascistas!".
Además de capear como pueden las críticas, los organizadores llevan un tiempo empeñados en hacer una feria más diversa, "abierta para todos", dice reiteradamente García Prieto. Ahí está la haima marroquí que debutó el año pasado, y en esta edición se ha estrenado la carpa levantada por la Federación de Entidades Latinoamericanas de Cataluña (Fedelatina). "Entra mucha gente a sentarse y ver las actuaciones, pero no consumen mucho", explicó Laura desde detrás de la barra.
Sin embargo, a la Feria le cuesta desprenderse de las viejas esencias, aquel aire de nostalgia que la hacía tan atractiva para los cientos de miles de andaluces que emigraron a Cataluña el siglo pasado. "Hace 25 años que vengo a la feria y todo sigue igual", dijo Dolores, una granadina que lleva afincada en Barcelona casi toda su vida. "Ésta es una fiesta para todos, pero sobre todo para los andaluces, y así debe ser siempre. Y que quede claro que me siento catalana. Todos mis hijos lo son y hasta tengo comprado el nicho aquí".
Inés, una joven de Girona que forma parte de un grupo de danza popular catalana, no se mostraba tan entusiasmada. "La feria está bien para venir una vez cada cuatro años. Esta música cansa". De la misma opinión era una pareja de barceloneses que transitaba por las calles del recinto ferial con cara de aburrimiento: "Pensábamos que iba a estar más animado. Nos vamos a casa".
La explanada del Fórum estuvo bastante concurrida durante toda la noche del viernes, pero las casetas no registraron grandes colas para cenar o beber. Una de las casetas que tuvo más exito fue la habilitada por el Centro Cultural Gitano La Mina: "Venimos todos a la feria porque llevamos la música flamenca en el alma y en el corazón", explicó Christian Heredia, un gitano de 22 años, mientras dos cantantes actuaban en el escenario. ¿Y qué tal por el barrio? "Ahora bien, gracias a Dios".
La Feria de Abril también significa esfuerzo, el que ponen cientos de personas que se preparan durante un año para bailar los 10 días que dura el evento. Una de las actuaciones que más sorprendió fue una coreografía ejecutada por un grupo de jóvenes de Badalona que, vestidas de faralaes, bailaron canciones de David Bisbal. "Es que así es más atractivo para la gente de nuestra edad", comentó Jenny, de 15 años, tras la actuación.
Lo que queda claro es que hay dos tipos de feria: la que se desarrolla por la noche y la que se celebra de día. La madrugada del viernes al sábado fue la de los decibelios, los jóvenes y la copa en la mano. Ayer al mediodía habían desaparecido los trajes de faralaes, sólo unos pocos bailaban en la intimidad de sus casetas -casi vacías- y el recinto había sido ocupado por familias cuya única preocupación era encontrar un sitio para comer.
Quedan ocho días de fiesta. El próximo lunes el grupo rumbero Manguara abrirá el programa de actuaciones centrales, que incluye a Romeros de la Puebla y María del Monte, entre otros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.