En el templo de 'Tomb Raider'
TRAS LA SALIDA de un doloroso siglo XX, que para el antiguo reino Khmer ha sido el peor de su historia, Camboya no pierde esa sonrisa afable que no esconde su pasado; pero tampoco está dispuesta a hundirse en el fango de su delicado presente.
Políticamente rechazable, pero histórica y culturalmente impresionante, la nueva Camboya mantiene el mayor complejo de templos del orbe: Angkor, que con sus cientos de palacios, capillas y templos sorprende a cualquier viajero, construidos entre los siglos IX y XV por la dinastía Khmer. Su estructura nos lleva a una edificación central, el templo de Angkor Wat, que se asemeja a un increíble Escorial. El templo de Ta Prohm posee un sinnúmero de árboles que han intentado comer su estructura. En ese templo que dejaría atónito a cualquier Indiana Jones se rodó la película Tomb Raider. Nuestra ignorancia del arte oriental nos llevaría a comparar el Banteay Srei, o 'templo de las mujeres', con la Capilla Sixtina. Los niños de la pobreza hacen de vendedores y guías de este macrocomplejo de 30 kilómetros cuadrados.
El país tiene uno de los mayores índices de prostitución infantil del mundo. Niños y niñas trabajan en esos campos de arroz que, sembrados de minas por la dictadura de los Jemeres Rojos y de Pol Pot, son regados día a día por monzones que traen lluvia con barro del lago Tonlé Sap.
Las inversiones extranjeras, de Tailandia o Malasia, han encontrado en la devastada Camboya el campo de cultivo de ese nuevo arroz que es el turismo (a veces, lamentablemente, sexual). A pesar de la corrupción, este pueblo, como ya lo hizo España con el franquismo, sale con el turismo de ese largo túnel que fue su siglo XX. Y lo hace con la sonrisa de las Apsaras (ninfas celestiales) de la mitología hindú, que, presentes en los muros de sus templos, recuerdan la danza de Krishna dios. Su movimiento imperturbable hace posible la vida. Y la ilusión.
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