Los accionistas de ABN autorizan que se divida el banco para facilitar su venta
La entidad exige al Royal y el Santander renunciar a una OPA hostil para darles información
Serio revés para los gestores de ABN Amro. La entidad holandesa celebró ayer su junta de accionistas, y el 68% del capital aprobó una división del banco para su posible venta. Ésta era la propuesta de TCI, el fondo de inversión que provocó el inicio del proceso de venta. Además, los gestores de ABN exigieron al Royal Bank of Scotland, el Santander y Fortis que renunciaran a lanzar una OPA hostil en un año si quieren ver la información del banco. El consorcio se ha negado a aceptar esta condición. Además, los gestores de ABN se manifestaron a favor de la oferta de Barclays.
La junta de accionistas de ayer se convirtió en un espejo donde se reflejó la división entre los accionistas y los gestores del holandés ABN. Aunque la cita era regular y no extraordinaria, y a pesar de que sólo en agosto votarán los dueños de las acciones sobre la conveniencia de las propuestas de compra, las dudas de los convocados dominaron la jornada.
Hasta el momento, existe una oferta en firme presentada por Barclays, que valora la entidad en 67.000 millones, pero condicionado a que se venda la filial LaSalle a Bank of America por 15.500 millones. Por otro lado, el Royal Bank of Scotland, el Santander y Fortis han dicho que están dispuestos a pagar 72.200 millones, pero si se incluye LaSalle y tienen toda la información.
Tensión en la sala
El momento más caliente de la junta se produjo tras un debate sobre el futuro de la entidad. Al final, casi un 68% se inclinó por favorecer una división del banco ante el actual proceso de venta. Ésta era la opción defendida por TCI Fund Management, un fondo de alto riesgo radicado en Londres, que inició el proceso de venta con una agresiva carta en la que pedía la venta de la entidad. Con la fuerza que le da la participación cercana al 3% en ABN, el TCI recomendó el desmembramiento del banco, lo que pretende el consorcio formado por el Royal Bank of Scotland, el Santander y Fortis.
Antes de esta polémica votación, Peter Paul de Vries, presidente de la asociación que agrupa a los fondos accionistas, protagonizó un encontronazo con los jefes de ABN que a punto estuvo de costarle su expulsión.
De Vries reclamaba información sobre la venta de La Salle al Bank of America. ABN ya había anunciado antes de la junta que no abordaría dicho extremo, presentado ya como un pacto cerrado con Barclays para proceder a la fusión. Pero los analistas consideran que esta venta es una forma de desanimar al Royal Bank, que capitanea el consorcio. Rijkman Groenink, primer ejecutivo de ABN, aseguró ayer que la venta de La Salle no modificaba la naturaleza de ABN, y por lo tanto "no precisaba el acuerdo de la sala".
De Vries, por el contrario, considera la transacción "de enorme calado" y tanto preguntó sobre ella que casi le echaron de la junta. Prometió demandar al banco ante la justicia por no facilitarle esa información.
Otro asunto polémico fue la entrega de información a los compradores considerados hostiles. ABN Amro dijo que sólo abrirá sus libros de cuentas a los tres bancos si se abstienen de efectuar una oferta hostil durante un año. Rijkman Groenink, director de ABN, aseguró ayer durante la junta anual de accionistas que estas condiciones eran similares a las exigidas a Barclays. El consorcio pidió ayer la retirada de dicha condición en un comunicado. Groenink pidió el apoyo a Barclays "como un acto de responsabilidad", "de civismo y para seguir las tradiciones holandesas". En su opinión, y a pesar de su menor cuantía, la oferta británica era preferible porque no fragmenta el banco. "Y nosotros preferimos construir a dividir", dijo. En los mismos términos se manifestaron los representantes de Barclays cuando explicaron su oferta en la junta.
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