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Reportaje:

'Boom' ciclista en Valencia

El caos del carril bici urbano contrasta con el imparable aumento de usuarios

El carril bici urbano aparece en el plano de Valencia como si se tratara del mapa de autopistas de la España de los años 70. Un tramo aquí, otro allá, y ni rastro de una verdadera red conectada. Si la falta de infraestructuras determinó el eslogan "Teruel existe"; en Valencia, podría exclamarse que en Russafa, Patraix o en el barrio del Carmen, entre otros, ¡también hay bicis! Los ciclistas urbanos han multiplicado las ventas de bicis de paseo en los últimos tres años, a pesar de las dificultades para acudir a trabajar.

El "caótico", "inconexo" o "improvisado" carril ciclista urbano cumple ya 23 años. Los adjetivos pertenecen a sus usuarios que desde 1984 -cuando fue estrenado el primer tramo entre el centro y el campus universitario en la avenida de Blasco Ibáñez-, han luchado contra las incomodidades presentadas por unas vías "que no te llevan a ninguna parte". La alcaldesa Rita Barberá presume de haber creado 87 kilómetros. A la asociación Valencia en Bici, pionera en la protesta, no le salen las mismas cuentas. "No existe un verdadero plan serio. La situación exige una mayor implicación política", reclama Antonio López, del colectivo ciclista fundado en 1990. Para esta asociación, el carril alcanza los 62 kilómetros, de los cuales sólo 27 son de servicio ciudadano; El resto están a las afueras.

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El último tramo añadido al plano corresponde a la avenida del Puerto y el borde de la dársena. El resultado de la estructura aparece reflejado en los aparcamientos repletos de bicis en la nueva dársena de la Copa del América. Cientos de turistas han optan por este medio de transporte para acudir al espectáculo deportivo. Los precios del alquiler invitan a ello. Por 2,5 euros, los 12 locutorios de www.bicisvalencia.com ofertan un día completo de bici. José Díez, propietario de Orange Bikes, en la calle de Santa Teresa, es uno de los pioneros en el alquiler de bicicletas. "Los precios de los locutorios son abusivos. Nosotros alquilamos por nueve euros, pero ofrecemos casco, kit de emergencia por si pinchas y una bici de calidad. Garantizamos al cliente que no vuelva con dolor en el culo después de una jornada de bici", oferta.

Las críticas a la pasividad ciclista municipal no han remitido con la inauguración del último tramo en la avenida del puerto. "Lo han hecho pegado a los coches aparcados que como abran la puerta sin mirar te estrellas", señala López. Añade a la crítica el "imperfecto" diseño de las rampas de acceso a los aparcamientos privados y la falta de conexión con otros carriles. "Se nota que Rita

lo ha hecho para los guiris. Desde luego, los compañeros de Valencia en Bici tenemos claro que el equipo de la alcaldesa pasa olímpicamente de la bicicleta", añade López que asegura estar esperanzado con una nueva sensibilidad de la candidata socialista Carmen Alborch hacia los ciclistas.

Alborch ha incorporado, a sus discursos preelectorales por los barrios de Valencia, una de las iniciativas propuestas por los ciclistas urbanos, que se reúnen cada primer domingo de mes en la plaza de la Virgen. Se trata de las "Calles 30". Ciclocarreres con una velocidad máxima de 30 km/h reservados para bicicletas y peatones. La última reivindicación de Valencia en Bici pasa por una ordenanza municipal que obligue a instalar aparcamientos de bicicletas en todas las nuevas construcciones. Gracias a la presión de este grupo, la estación de metro de Bailén fue la primera en instalar un aparcamiento ciclista en el interior.

Las medidas son bienvenidas para convertir a Valencia en la Amsterdam del Mediterráneo. Por sus características geográficas (prácticamente plana) y climatológicas (temperatura suave y poca lluvia) reúne condiciones idóneas para el uso de la bicicleta como transporte urbano. De momento, los nuevos ciclistas urbanos lidian con un carril semejante a "la firma de un loco", como lo define el dueño de Orange Bikes.

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