Los ganaderos rechazan el sistema de control de ovejas con 'chips' internos
El Ministerio de Agricultura y las organizaciones de ganaderos mantienen una posición de enfrentamiento en relación con el sistema para la identificación y el control de las cabañas de ovejas y cabras, cuyo censo supera los 24 millones de cabezas.
La Administración considera que el sistema adecuado es el conocido como el del "bolo", que consiste en la introducción de un tubo con un chip en su interior por la boca del animal, que se albergará en su estómago hasta el sacrificio.
Frente a este planteamiento, desde medios ganaderos se estima que este sistema va incluso contra los propios principios comunitarios sobre bienestar animal. Se añade, además, que en su implantación, el "bolo" provoca la muerte de animales, especialmente en el caprino.
La Administración descartó otros procedimientos como el crotal en la oreja o el chip en el exterior ante la posibilidad de su manipulación. Igualmente, no se aplicó un chip incrustado en la piel, como se hace en los perros, por considerar que en muchos casos el chip ha aparecido en otras partes del cuerpo con peligro para el consumo de las carnes.
La decisión de llevar a cabo este tipo de controles en la cabaña de ovino se produjo a raíz del problema de la enfermedad de las vacas locas en el año 2000. Su implantación en España se inició en 2005, y ya son varias las comunidades autónomas donde se ha aplicado este sistema, con malestar entre muchos ganaderos.
Las autoridades de Bruselas exigirán un adecuado control desde el próximo uno de enero, aunque no tiene por qué ser el sistema denominado "bolo".
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