Iberdrola culmina el salto a la liga de las grandes eléctricas

Iberdrola abandona el calificativo de "segunda eléctrica española" y da el salto. Esta semana, la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán culminará la compra de la compañía escocesa Scottish Power por 17.100 millones, y se convertirá en una de las grandes compañías europeas. Por valor de empresa -capitalización más deuda-, la nueva Iberdrola sólo se ve superada por la francesa pública EDF y el grupo alemán E.ON.

Para el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, jugar en la primera división energética europea era un sueño. Atrás quedan las peleas con Endesa, la gran y primera eléctrica española, empantanada aún en las sucesivas ofertas de compra recibidas desde septiembre de 2005. El pasado jueves, Iberdrola superó uno de los últimos obstáculos administrativos para controlar Scottish Power. El Tribunal de Edimburgo aprobó el folleto de integración de ambas compañías y, a falta de un último trámite, selló un acuerdo que ha sido respaldado por los accionistas de Iberdrola con un 99,4% del capital y por los accionistas de Scottish Power en un 97,6%.

La nueva Iberdrola, surgida en el año 1992 de la fusión de Hidroeléctrica Española e Iberduero, alcanza así una cumbre que sólo pisan los grandes. Su valor, sumados capitalización y deuda, supera los 66.000 millones de euros. Sólo la francesa EDF, con un valor de 127.000 millones de euros y el grupo alemán E.ON, con 75.000 millones, hacen sombra a la española. Tras la operación de Scottish, la nueva empresa logra una potencia instalada total de 39.000 MegaWatios -de los cuales al rededor de 6.400 son eólicos- y 21 millones de puntos de suministro.

Con los permisos en regla, tanto en Europa (Bruselas ha aprobado la operación sin condiciones) como en EE UU, Iberdrola se apresta para explotar su eslogan de compañía verde, líder en energías renovables. Está en la misma onda que han seguido los grandes conglomerados europeos y que explica, en buena parte, la agitación de todo el sector energético en Europa.

Con años de adelanto sobre Iberdrola, los grandes grupos energéticos europeos han seguido la máxima del pez grande y el pez chico, hasta convertirse en gigantescos emporios con planes e intereses que superan incluso el espacio europeo. Sin mencionar a la francesa EDF, caso aparte por su carácter público y su predominante base nuclear, es el caso de las compañías E.ON, RWE, Vattenfall o Suez.

Irrupción de inversores

La gran operación de Iberdrola ha servido a Sánchez Galán, además, para iluminar otros escenarios en un momento en que el sector energético en España estaba y está dominado por la irrupción de inversores procedentes de otros sectores, especialmente el inmobiliario, deseosos de diversificar y aplicar en un nuevo sector la experiencia acumulada en años de bonanza.

De alguna forma, la gran sombra proyectada sobre Sánchez Galán por la entrada de la constructora ACS en Iberdrola (el grupo constructor compró un 12,4% de la eléctrica) ha quedado difuminada con la adquisición de Scottish. Tanto como la posible fusión con Unión Fenosa, controlada también por ACS. Con un importante núcleo de accionistas favorable a Sánchez Galán en Iberdrola, el empresario juega desde esta semana en una división donde las peleas nacionales han perdido peso y trascendencia.