En deportivas a los 71 años
Pasa por ser la segunda, tercera o cuarta fortuna francesa, eso nunca se sabe con certidumbre, pero por detrás de la de su gran rival, Bernard Arnault, hoy en cabeza de los millonarios galos. Pinault, que ha cedido las riendas de su imperio a su hijo François Henri, sigue, sin embargo, marcando las orientaciones de Artemis, su holding financiero, que ahora se ha fijado en Puma, una marca alemana de zapatillas y ropa deportiva, la tercera en la clasificación mundial, por detrás de Nike y Adidas.
François Pinault es un bretón nacido en 1936. Cimentó su fortuna como comerciante de madera. Decidió prescindir de intermediarios e ir a comprar directamente el material que necesitaba para fabricar muebles o papel. Pero era sólo un primer paso. Primero se quedó con Conforama, luego con los almacenes Printemps, y siguió con la venta por correo gracias a La Redoute y al número uno de distribución de productos culturales, la FNAC. Suyo es también Yves Saint Laurent, Gucci, Bottega Veneta, Fendi, Van Cleef & Arpels, Krizia, Boucheron y Roger et Gallet, si nos limitamos al sector del lujo, mientras que en el de la comunicación es accionista del diario Le Monde y del semanario Le Point, y está presente en la televisión privada TF-1. Pero también posee otros grandes negocios, un equipo de fútbol en primera división, una casa de subastas de objetos de arte y muchos intereses inmobiliarios.
Desde hace tiempo, desde que el disco no es lo que era, Pinault quiere vender la FNAC y comprar en sectores con mayor margen de crecimiento. Puma, que emplea a 6.800 personas y movió el año pasado 2.400 millones de euros -ocho veces menos que el grupo Pinault-Printemps-Redoute (PPR)-, parece garantizarle ese crecimiento y hacerlo, además, de acuerdo con su imagen de rey del lujo.
Puma goza del privilegio de contar entre sus clientes a artistas superpopulares, como la cantante Madonna o la artista del cine Cameron Díaz, y aparece ante los medios como una marca con mucho más glamour que sus dos grandes rivales. Además, en los brazos del grupo PPR -de momento, Pinault se ha quedado con el 27,1% de las acciones-, Puma escapa al peligro de una OPA de parte de la competencia. François Pinault es también el principal coleccionista privado de arte contemporáneo del mundo y posee el Palazzo Grassi y la Punta de la Dogana en Venecia para exponer las obras que ha comprado a lo largo de los últimos 40 años.
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