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Columna
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Espejo de lo que sois

Jesús Ruiz Mantilla

Deambulaba el otro día por el salón de mi casa y se me ocurrió, con curiosidad muy malsana, confieso, enchufarme a Telemadrid a ver cuál de los dos eslóganes que circulan sobre la cadena autonómica era cierto: si el oficial encargado por los Aguirre boys ("Espejo de lo que somos") o el canalla que anda por ahí descolocando las sílabas ("Espe jode lo que somos").

Ninguno de los dos se acerca a la verdad. Ésta es mi humilde conclusión. Aunque hay que clarificar. En el primer caso, si la frase se refiere a los propios y sufridos madrileños, cae por su propio peso. No es así. No hay espejo que refleje la realidad, el pluralismo, el nervio de sus calles, a no ser que consideren así las manifestaciones con aguilucho. Por el contrario, si a los asesores de imagen se les han cruzado los cables y aturullados mentalmente por los efluvios de la campaña electoral le han hecho un homenaje al PP, entonces sí. Entonces, a Telemadrid le viene que ni pintado el lema. Pero como una cosa muy suya, muy propia, como ese regalo que el pueblo les da a sus líderes para que vistan sus gestiones como les plazca y de paso nos ayuden a evadirnos de la realidad pintando un mundo multicolor.

Así queda invalidado también el otro eslogan porque en ese paraíso regido por la presidenta, en esas ciudades ideales en las que todos los madrileños podrán jugar al golf o dar vueltas y vueltas en la noria subterránea de sus túneles hasta hartarse, seríamos tontos si nos encontráramos jodidos.

A mí de todas formas, me parece demasiado ambiciosa y arriesgada la frase. Dadas las circunstancias, me cuadra más otro eslogan. "Espejo de lo que sois" resultaría más ajustado a la verdad. Sobre todo porque entre ellos se lo guisan con el presupuesto de todos los madrileños y entre ellos se lo comen. Les da igual que los redactores se nieguen a firmar informaciones manipuladas, mientras la presidenta y todo el Gobierno salga inaugurando algo, les trae al fresco que tengamos que sufrir la tabarra del surrealista Sánchez Dragó cada noche o pintar como si fuera algo digno de la Alemania nazi la situación del castellano en Cataluña. Anda que les importa seguir sembrando dudas sobre el 11-M si pueden sacar tajada de ello...

También en el segundo caso se pueden separar las sílabas en plan miserable y queda una frase muy distante, despreciativa, ninguneante. "Espe jode lo que sois". Suena hasta vengativo, perfecto para quienes no somos capaces de encontrarle la gracia a la presidenta y nos empeñamos en no comulgar con esa Arcadia neocon que nos propone.

El caso es que no sé cuánto tiempo tendrá que pasar antes de que podamos ver ahí un programa como el que se ha sacado de la manga TVE. Eso sí que es un reflejo, pero bien transparente. Si el día que compareció Zapatero, que tuvo el arrojo de tirarse a una piscina sin precedentes de la experiencia, salió un poco difuminado por la excesiva tecnocracia del dato indiscriminado, lo de Rajoy, no es que fuera un espejo, es que fue un desnudo salvaje en el que todo el mundo pudo verle bien las vergüenzas.

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Mira que se las pusieron a huevo los pacientes 100 demandantes para que enmendara errores clamorosos, como la guerra de Irak, cuando ese mismo día nos habíamos desayunado 200 muertos encima de la mesa con los periódicos. Pues ni así demostró habilidad y cintura para coger el toro por los cuernos. En cambio se dedicó a echar balones fuera y a aplicar ese constante ejercicio de cinismo que tan perplejos deja a los españoles anormales, esos que no se manifiestan con ellos una vez sí y otra también. El pobre Mariano no sabe, no contesta y no puede disimular ira contenida cuando le preguntan si el recambio de cajón y obvio, de la derecha es Gallardón. Si para empezar no tenía ni idea de que en Irak no hubiera armas de destrucción masiva cuando la ONU y los observadores bien que lo advirtieron, luego no le daba la gana contestar lo que ganaba. Claro que no le importaba que le repreguntaran. ¡Para lo que iba a responder...! Se escabullía, se iba por los cerros, venía con la cantilena de cuánto disfrutaba hablando de los problemas de los ciudadanos y no de cosas del pasado, como la guerra o el terrorismo. Esas minucias que, ya se sabe, él nunca ha utilizado como arma arrojadiza, nooo. En fin que con esa cara y esa tomadura de pelo que se trae, por no hablar de lo que crispan él y sus muchachos, no es que ya, como dice don Jesús, resulte difícil ser neutral. Simplemente, si nos mantenemos fieles al eslogan canalla, es que hay que joderse.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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