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Mercè Sala y Borrell ofrecieron a Pujol el traspaso de Cercanías a la Generalitat en 1993

Felip Puig dice que la transferencia no era viable, aunque la daba por firme en 2003

En 1993, la entonces presidenta de Renfe, Mercè Sala, ofreció al Gobierno catalán el traspaso de Cercanías. La respuesta fue negativa. Sala contaba con quien en aquel momento era ministro de Transportes, José Borell, pero las conversaciones no progresaron ante la negativa del Ejecutivo de Jordi Pujol, que no dio explicaciones precisas pero sugirió que tenía otras prioridades, según explicó ayer Sala. Fue Felip Puig quien ayer tuvo que lidiar con la polémica en nombre de Convergència i Unió. Y no dudó en calificar de "falso" que el Constitucional abriera la puerta al traspaso.

La sentencia del Tribunal Constitucional de 1996 que establecía que la ordenación de los servicios de Cercanías eran competencia de la Generalitat voló ayer por los aires en el Parlament, lanzada desde unos escaños a otros. En la sala de plenos la citó el presidente José Montilla, pero Artur Mas, hoy líder de la oposición y responsable de transportes cuando se produjo el fallo del tribunal, no quiso saber nada del asunto y evitó entrar al trapo.

Previamente, en cambio, Mas hizo que saliera a la palestra el portavoz del grupo, Felip Puig, a sugerir que la interpretación de la sentencia no es tan lineal como parece y que, después de todo, el Gobierno central tenía la potestad de quedarse las competencias, a pesar de que CiU las deseara. Una opinión radicalmente diferente de la que mantenía el propio Puig en 2003 sobre que las competencias eran de la Generalitat sin discusión, de modo que el Gobierno catalán estaba dispuesto a adelantar una parta de 150 millones de euros necesarios para adecentar la línea de Puigcerdà, ya que el artículo 9.15 del Estatuto de 1979 reconocía, decía entonces, que la Generalitat tiene competencias sobre las líneas y los servicios que están circunscritos a Cataluña.

El Gobierno central, en general, se ha mostrado reticente al traspaso. Al menos, después de la sentencia, en los años del Gobierno del Partido Popular. La leyenda urbana sostiene que antes también. De hecho, Puig acusó ayer directamente a los socialistas de haber bloqueado repetidamente el traspaso.

En plena polémica, Mercè Sala, entonces presidenta de Renfe, decidió ayer romper su habitual silencio respecto al pasado para explicar que ella misma había ofrecido al Gobierno catalán, en 1993, abordar de forma seria el traspaso de Cercanías.

"Podríamos aprovechar de que estoy yo [al frente de Renfe] y que está Borell como ministro [de Transportes, hoy Fomento], y esto de las Cercanías traspasarlo a Cataluña", declaró Sala a la Cadena SER. Y añadió que la respuesta fue negativa: "Me dijeron: 'Mira, de momento, mejor no liarnos'. Esto era de una manera oficiosa", precisó la ex presidenta de Renfe para ironizar "como luego se puso de moda decir, me respondieron: 'Eso ahora no toca".

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La propia Sala aventuró el por qué de la negativa: "Al principio la Generalitat tenía muchas competencias a mitad de camino y esto de los trenes todo el mundo sabe que es un problema, que no es fácil gestionar. No les hacia demasiada ilusión. Aquí siempre ha habido una competencia ferroviaria, lo que les daba mucho trabajo y responsabilidad, de modo que debieron decir que mejor hacer las cosas poco a poco. Supongo".

Fuentes de la dirección de CiU negaron ayer la existencia de ningún contacto "oficial" con Renfe para evaluar el traspaso. Las mismas fuentes afirman no tener "constancia" de contactos oficiosos.

Por parte de CiU, quien más se batió el cobre por Cercanías fue Pere Macias, hoy senador, y consejero de Política Territorial durante unos años. Macias aludió incluso a la sentencia en una conferencia pronunciada en febrero de 2001. Pero su trabajo fue de hormiguita, hasta lograr que Renfe aceptara formar parte, aunque no de forma plena, de la Autoridad del Transporte Metropolitano.

Por parte del PSC fue el diputado Roberto Labandera quien ayer explicó por qué el tripartito de Pasqual Maragall tampoco pidió el traspaso de Cercanías. "En aquel momento estábamos inmersos en el debate estatutario", dijo a modo de justificación.

La ex directora de Renfe, Mercè Sala, en una imagen de archivo.
La ex directora de Renfe, Mercè Sala, en una imagen de archivo.SANTOS CIRILO

Ejercicio de memoria

CiU ha reclamado siempre el traspaso de Cercanías. Sobre el papel y, a veces, incluso de palabra. Jordi Pujol así se lo comunicó al entonces ministro Mariano Rajoy en febrero de 1998. Pero todo tiene un límite. Una cosa es pedir y otra, estar dispuesto a recibir. En mayo de 1999, los socialistas llevaron al Parlament una propuesta para que Cercanías fuera gestionada por una empresa catalana. No prosperó porque contó con los votos contrarios de CiU y PP.

A finales de 2001, Pasqual Maragall, que era el líder de la oposición a CiU, reclamó a los diputados nacionalistas que votaran contra los presupuestos del Estado que se discutían en el Congreso. No le hicieron caso. El motivo aducido por Maragall era que perjudicaban a Cataluña porque las inversiones eran cada vez menores. Entre las partidas que caían figuraba la destinada a Cercanías. Los 15,4 millones de 2001 se convertían en 2002 en sólo 13,1 millones.

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