Un año de observación global de Venus

La cara oscura de Venus resplandece. Los científicos lo saben desde hace casi 30 años y saben también que ese brillo, que convierte al lucero del alba en una especie de linterna espacial, se debe a la recombinación de los átomos del oxígeno que se libera en la cara iluminada del planeta cuando la intensa radiación ultravioleta del sol rompe las moléculas de dióxido de carbono. Es un extraño fenómeno que en los últimos meses ha sido observado de cerca por los instrumentos de la nave Venus Express, de la Agencia Europea del Espacio (ESA). El estudio continuado de este resplandor, que da pistas también sobre la química atmosférica en Venus y los procesos energéticos allí, es uno de los logros que la ESA destaca al cumplirse un año de la llegada de su nave a Venus.

El tamaño del disco es unas siete veces la distancia de la Tierra al Sol

Venus Express partió de la Tierra el 9 de noviembre de 2005 y llegó al planeta vecino el 11 de abril del año pasado. Desde 1994, no se había realizado allí ninguna misión espacial. Esta primera nave europea en el planeta vecino tiene muy ocupados a los científicos por la oportunidad que les ha dado de estudiar Venus a escala global, desde la alta atmósfera y su interacción con el viento solar hasta las temperaturas de superficie.