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Reportaje:

La reventa taurina, por las nubes

En la Maestranza no quedan entradas de tendidos de sombra para toda la Feria de Abril

Antonio Lorca

Cuando llega la Feria de Abril, uno de los asuntos recurrentes de esta ciudad es la reventa de la entradas para las corridas de toros. En las taquillas no hay un solo billete para los tendidos de sombra. En la calle, sí, y a precios bajos, altos o desorbitados, según la fecha y la expectación que despierta cada festejo. Como ejemplo, ayer se podían comprar a 100 euros entradas en tendido sol para el día 25, cuando el precio en taquilla es menos de la mitad.

Según cuenta Ramón Valencia, uno de los dos gerentes de la plaza de toros de Sevilla, el abono vendido alcanza algo más del 40% de la capacidad del coso: casi 6.000 localidades de las 12.500 existentes. Este abono ocupa todos los tendidos de sombra y sol y sombra, y buena parte de los tendidos de sol números 8 y 11. Además, este año unas doscientas personas se han convertido en nuevos abonados. Estos simples datos explican que en las taquillas no estén a la venta entradas "buenas". Sencillamente, porque están en manos de los abonados.

La plaza tiene dos tipos de clientes: el privado y el reventa oficial. De este segundo grupo forman parte 30 ó 40 abonados (Ramón Valencia dice no recordar exactamente el número) que cuentan con un permiso de la autoridad para revender las entradas con un 20 por ciento de aumento sobre el precio de taquilla. Más o menos, 600 localidades de la plaza están en manos de estos reventas, que las venden en 12 puntos de la ciudad situados en locales fijos y autorizados por el Ayuntamiento. Esta es la reventa legal que, según reconoce Demetrio Pérez, delegado de la Junta de Andalucía en Sevilla, "es un tradición justificada jurídicamente". Dicho de otro modo, consiste en darle soporte jurídico a una costumbre que contradice la legalidad.

Por otra parte, muchos clientes de la plaza son titulares de uno o varios abonos y los revenden cada año a particulares o reventas oficiales. Otros los reciben en herencia -gracias a un favor especial de la empresa una vez fallecido el titular- y, mediante su venta, consiguen un sustancioso beneficio para la familia.

Y el misterio para el final: ¿quién pone, entonces, las entradas en la calle muy por encima de su valor?

En pura lógica, las ponen quienes las poseen, aunque nadie tira la primera piedra ante la falta de pruebas. Para Ramón Valencia, no existe explicación y delega en la autoridad la persecución del fraude. Demetrio Pérez tampoco tiene respuesta e insiste en que su responsabilidad es que desaparezca esta práctica.

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Pero, al final, el tal fraude callejero es de pequeña factura. Según los datos de la Delegación de Gobernación, en 2005 se incoaron 12 expedientes; 18 en 2006, y 9 en lo que va de 2007, con 31 localidades incautadas. Es decir, la reventa, sea cual sea su denominación, se produce en los locales autorizados y en los acuerdos personales que aumentan de precio en función de la oferta y la demanda.

Fuentes de la reventa -se desconoce si legal o ilegal- aseguran, por su parte, que ellos hacen un desembolso económico muy importante, y asumen un riesgo directamente relacionado con la marcha de la feria, las inclemencias meteorológicas e, incluso, las retransmisiones de Digital+. Añaden que la reventa existe desde que se creó el primer espectáculo público, que tienen clientes fijos de toda la vida que no están dispuestos a guardar cola frente a las taquillas, y que su negocio prospera en la medida que aumenta el bienestar económico de la sociedad.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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