La Alhambra presume de torre

El Paseo de los Tristes, que acaricia en río Darro bajo las torres nazaríes de la Alhambra, tiene un nombre que bien podría resultar poético o metafórico. En cambio, su origen resulta más bien prosaico y descriptivo. Al final del paseo se alza la llamada Cuesta del Rey Chico, que llevaba al cementerio, por lo que el recorrido despertaba en los granadinos el recuerdo de la muerte de algún ser querido, de algún entierro, o la idea de la muerte propia, lo cual justifica sobradamente su nombre.

Sin embargo, la historia de la zona puede tener otras lecturas. El recorrido a la inversa fue uno de los más importantes realizados en la historia de la ciudad. Fueron el rey Boabdil y su madre, Aixa, los que lo hicieron famoso, ya que aquel camino sirvió para que el último rey moro huyera de la ciudad roja. El lugar por el que Boabdil salió de la Alhambra fue la Puerta de Hierro, a la que se llega por un pequeño puente, y que siempre estuvo reservada para los miembros de la casa real nazarí. Frente a ella se encuentra el Albaicín, que aparece ante quien la cruza como una bella visión.

La Torre de los Picos es defensiva, si bien también fue usada como vivienda.

La famosa Puerta de Hierro se encuentra en el interior de la Torre de los Picos, una de las de mayor tamaño en planta junto a la de Comares, que ha permanecido cerrada a lo largo de los años por motivos de conservación.

Sólo durante este mes, por decisión del Patronato de la Alhambra y el Generalife, los visitantes que accedan entre las 8.30 y las 20.00 a la Alhambra con su entrada normal podrán recorrerla y admirarla los martes, miércoles y jueves de manera excepcional, lo que les podrá hacer sentir afortunados, porque son más de 1.300.000 personas las que cada año visitan la fortaleza sin poder visitar una de sus zonas más importantes.

La finalidad última de la Torre de los Picos es defensiva, si bien también fue usada como vivienda. Dotada de tres pisos, su nombre se debe a que sus almenas están terminadas con pirámides de ladrillo. Se construyó a finales del siglo XIII o comienzos del XIV en estilo gótico. La torre forma un conjunto misterioso y fantástico que inspiró a Washington Irving. Durante el siglo XIX, fueron muchos los viajeros románticos que visitaban Andalucía en busca de un lugar que consideraban exótico y en el que lo sublime podía imponerse a la belleza. Entre esos viajeros se encontraba el estadounidense, que llegó a instalarse en el monumento donde escribió sus famosos Cuentos de la Alhambra. En uno de ellos, Irving cuenta la historia del poderoso y rico judío Almame, que se escondía en la Torre de los Picos para tratar de vengarse de quien sedujera a su hija. La torre cuenta con tres cuerpos en los que destacan las yeserías, las pinturas y sus dos bóvedas, una esquifada en la segunda planta y otra con cuatro nervios, algo extraño en una torre defensiva que sólo puede explicarse por su utilización posterior como vivienda.

La Torre de los Picos destaca también por su función en el entramado urbanístico de la Alhambra. Bajo sus pies defiende unas de las principales puertas de acceso al recinto, la del Arrabal y la de Hierro, que conectaban el conjunto nazarí con el barrio del Albaicín, por lo que constituía la mejor forma de dirigirse hacia el Sacromonte sin necesidad de pasar por la ciudad, además de permitir el acceso al Generalife desde el interior del recinto fortificado al comunicar rápidamente las torres de la Cautiva y de las Infantas con el Barranco del Rey Chico.

Tras la conquista cristiana, todo este entorno fue muy modificado. Pese a ello, en opinión de la ministra de Cultura, Carmen Calvo, que visitó Granada la pasada semana, la Alhambra constituye "el mejor símbolo en Europa de que la convivencia y el diálogo entre diferentes culturas es posible".

Este carácter universal de la Alhambra bien podría valerle para estar entres las 7 Nuevas Maravillas del Mundo, que están siendo elegidas por los internautas. De momento, se encuentra entre la octava y la décimo cuarta.