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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Stanley Beckford, músico jamaicano

Precursor de 'reggae', fue el embajador del 'mento'

Stanley Beckford había nacido el 17 de febrero de 1942 en Portland aunque creció en Kingston, la capital de la isla. Le educaron sus abuelos porque se quedó sin madre siendo un bebé y perdió a su padre con sólo siete años. Como tantos niños de los guetos aprendió a cantar en el coro de una iglesia y un guitarrista del barrio le enseñó a tocar.

Un día se presentó al Opportunity Hour, un popular concurso de radio para aficionados -por el que pasaron la mayoría de los grandes cantantes jamaicanos- y ganó el premio: un sobre con dos libras, entonces una pequeña fortuna.

El año pasado los médicos le diagnosticaron un cáncer de garganta. Pasó seis semanas ingresado y estaba siguiendo sesiones de radioterapia cuando falleció en su casa de la parroquia de Riverdale. Lo hizo el viernes 30 de marzo en los brazos de su mujer Thelma.

Los elevados gastos del hospital llevaron a su familia -deja siete hijos- a pedir ayuda. Artistas como Ken Boothe o Derrick Morgan, entre otros, habrían pagado las facturas del University Hospital Of The West Indies. A pesar del éxito de algunas de sus canciones de Beckford los promotores y las discográficas se lo ha-bían quedado prácticamente todo.

En 1968 entró a formar parte del grupo Soul Syndicate. Con los Starlites grabó en 1973, Wanted man, una canción que fue todo un éxito en Jamaica y que contaba el arresto de un hombre que el propio Beckford había presenciado. Dos años más tarde consiguió otro gran éxito con Soldering, una canción cuyas connotaciones sexuales provocaron su prohibición en la emisoras de radio. En aquellos años grababa para el productor Alvin Ranglin como Stanley & The Turbines.

En 1980 se impuso por primera vez en el Festival Song Contest. Su canción, Dreaming of a New Jamaica, hablaba de paz en un país desgarrado por la violencia. Volvería a vencer en 1986 y también en 2000.

Siempre se mantuvo apegado a ese estilo de música rural bailable con letras de doble sentido que se toca con guitarra acústica, banjo, clarinete o saxo de madera y la rhumba box, caja de madera con láminas metálicas.

El festivo mento, primo del calipso, vivió décadas de esplendor en los cuarenta y cincuenta antes de ceder ante la pujanza del ska primero y del reggae después.

Durante lustros, Beckford, que se había visto obligado a aceptar trabajos como el de vigilante nocturno, estuvo cantando en el circuito de hoteles para turistas a la espera de tiempos mejores. Éstos llegaron de la mano de productores franceses con los discos Stanley Beckford Plays Mento (2002), en el que le acompañaba la Blue Glaze Mento Band y grabó versiones mento de clásicos de Marley, y Reggaemento (2004), de nuevo con la Blue Glaze para temas de Desmond Dekker, Marcia Griffith o los Maytals.

Su voz aguda y ligeramente nasal, aunque poco tenía ya que hacer en Jamaica ante el arrollador dancehall, volvió a escucharse en festivales de Europa. Beckford tenía la ilusión de dar a conocer las auténticas raíces del reggae. Como solía decir: "Mento is di original".

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