Eficiente y refinado

El Auris reemplaza al Corolla, pero mantiene una imagen continuista que no cautiva desde fuera. El interior es más original y combina detalles vanguardistas y soluciones prácticas que facilitan la vida a bordo y la conducción, como la posición del cambio -muy a mano- o el acceso y arranque sin llave (acabado Sol). Pero lo que más sorprende es la sensación de calidad que transmite desde que se arranca, porque está bien aislado y tiene un tacto suave, sólido y refinado, tanto en los mandos como en la rodadura.

Un turbodiésel muy eficiente

El Auris se vende con tres turbodiésel -1.4, 2.0 y 2.2-, pero el intermedio ofrece ya unas prestaciones satisfactorias y suficientes para una familia media. Incluye las últimas tecnologías, tiene 126 CV y va unido a un cambio manual de seis marchas muy bien escalonado.

Entre sus virtudes destaca la elasticidad a bajo régimen, porque responde con fuerza casi desde el ralentí, y sube de vueltas con rapidez hasta rozar las 5.000 vueltas, lo que amplía la zona de uso más de lo habitual en los diésel. Así, resulta muy fácil y agradable de conducir, tanto en ciudad como en carretera, porque apenas obliga a reducir y mantiene con soltura los ritmos de crucero, incluso a plena carga en las subidas. Y aunque no sobra la potencia, acelera con suficiente brío y permite adelantar sin apuros.

Otra ventaja es sin duda el consumo, muy eficiente para su potencia y tamaño. Aparte de su cuidada aerodinámica, que incluye un profundo trabajo en la zona inferior del coche, lleva también un avisador en el cuadro de instrumentos que indica el momento idóneo para cambiar y permite

ahorrar, según Toyota, un 5% de combustible. El resultado es brillante, porque gasta alrededor de seis litros en conducción suave y sólo sube a ocho en tráfico denso y estirando las marchas.

Calidad de rodadura

El Auris equipa un nuevo chasis muy rígido y unas suspensiones bien calibradas que aíslan el interior para que no se noten los baches y aportan una calidad de rodadura sobresaliente. Pero lo más importante es que ayudan a ofrecer un comportamiento sólido y eficaz en todo tipo de trazados. La dirección tiene un tacto suave y progresivo, el coche obedece muy bien al volante en las curvas y, sobre todo, transmite confianza al conductor. Así, a pesar de ser más alto de lo habitual, no balancea en exceso, resulta suficientemente ágil en zonas viradas y circula con aplomo en carreteras rápidas y autopista. Y aunque no tiene unos reglajes blandos, ofrece un confort notable para afrontar viajes largos sin acusar el cansancio.

Destacan también los frenos, que tienen un tacto duro de pedal, pero paran con mucha potencia y rapidez sin el menor desequilibrio. La seguridad se completa con el control de estabilidad (VSC, en Toyota), de serie en toda la gama, que reduce el riesgo de derrapar en situaciones de apuro.