Físicas 'okupadas'
150 jóvenes toman parte de una facultad para que sea un centro social
"Estudiantes que queremos recuperar un espacio, ante la necesidad colectiva que tenemos de un lugar autogestionado por nosotros, sin depender de instituciones, ni partidos políticos, ni sindicatos; independientes de las empresas que están preparándonos un futuro de precariedad y explotación". Así se presentan los jóvenes que el pasado miércoles ocuparon una parte de la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad Complutense.
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Varias pancartas cuelgan de una de la fachada. "Queremos hacer de esto un centro social, que pueda entrar todo el mundo y que sea una alternativa cultural", explica uno de los cerca de 150 jóvenes que participan en la ocupación. Su perfil: universitarios duchos en el movimiento okupa y alternativo. La puerta por la que se accede desde el exterior está cerrada con un candado. Un chico vigila la puerta. Si no se es un visitante, no se puede entrar, "a no ser que lo decida la asamblea". No hay portavoz. La asamblea, en la que se emplea la "democracia directa", decide todo. Y mientras ese órgano de gobierno va tomando decisiones, los okupas han comenzado a limpiar el edificio y a amueblarlo, con el objetivo de que albergue actividades programadas, de momento, hasta el próximo miércoles.
El rector de la Complutense, Carlos Berzosa, se acercó hasta allí el miércoles por la tarde para hablar con los jóvenes. "Les ofrecí otro espacio para ese centro autogestionado que piden", explica el rector, que se muestra preocupado por las condiciones del edificio, en desuso desde hace años y pendiente de una reforma aprobada hace meses por la junta de facultad. Ayer por la noche no había recibido respuesta a su oferta. "Supongo que la asamblea ha dicho que no", dice Berzosa, que descarta el uso de la fuerza para desalojar el edificio: "creo que podemos encontrar un lugar para ese centro. Eso sí, mientras tanto han de respetar los bienes públicos y no interferir en las actividades de la facultad".
José María Gómez, el decano, se muestra preocupado por la seguridad. "Desde allí se puede acceder fácilmente al resto del edificio, y hay material muy caro", dice. De momento, la primera medida ha sido aumentar la vigilancia durante las noches. Normalmente, una persona se encargaba del turno nocturno. Desde el miércoles, cinco vigilantes de seguridad controlan el edificio.
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