"El trasvase del Ebro no se hará jamás"

Una fuente inagotable de controversia. Los trasvases del Ebro y del Júcar-Vinalopó volvieron a primera línea de la guerra del agua. En Alicante, la ministra de Medio Ambiente respondió a la ya tradicional exigencia del Consell sobre el agua del Ebro. Fue tajante: "El trasvase del Ebro no se hará jamás". La crecida del río por el temporal y las inundaciones han servido de espita al PP para alegar otra vez que el agua que necesita el campo valenciano se pierde en el mar. Narbona recordó que el proyecto "no consiguió ni un euro" de Bruselas con el PP porque no cumplía "con las exigencias europeas".

En un escenario de crítica constante a la gestión de Narbona, a la que el PP acusa de agravar la sequía, los representantes de la Asociación Provincial de Hoteles de Alicante sorprendieron a la ministra con la petición de que haga un esfuerzo por transmitir que sí hay agua. A los hoteleros les preocupa que las noticias sobre la sequía retraigan la llegada de turistas. Pero la nota la dio la Federación de Entidades de Riego de la Provincia de Alicante, que acordó pedir al Consell "insumisión fiscal" hasta que el Gobierno cambie de política.

El otro trasvase, el del Júcar-Vinalopó, también arañó espacio. Narbona dijo que Medio Ambiente ha incluido alegaciones de la Generalitat al proyecto a pesar de estar fuera de plazo. En "una o dos semanas" empezarán las obras, cuya planificación ignora el intento del Consell y la Junta Central de Usuarios, contrarios al cambio de trazado, de reabrir el debate en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo después de que se rechazara su queja y la Comisión apoyara la modificación del plan con más dinero. El intento de bloqueo, al igual que en el caso de la desaladora de Torrevieja, es una "irresponsabilidad", dijo Narbona. Algo "inaudito", añadió el eurodiputado socialista Joan Calabuig. El PP alegó disponer de nuevos informes, de los que sorprende que vean factible que el plan original trasvasara el doble de lo previsto. Los eurodiputados votarán el 2 de mayo si aceptan tramitar la queja, pero no habrá debate porque "los datos son conocidos, no hay novedad", recalcó el portavoz verde, David Hammerstein.