Una carrera de desgaste

Dice entre bromas Jaime Ugarte, el coordinador general de la Vuelta Ciclista al País Vasco, que desde hace tres años "ya no nos vale ningún recorrido". Se refiere al reclamo realizado entonces por los aficionados para incrementar la exigencia de la carrera. Y lo han cumplido. Cada año la ronda se hace más dura. A la edición de 2007, que arranca hoy en Urretxu, la adornan 863 kilómetros en seis etapas y 35 puertos, cuatro más que en el último abril. Una carrera "nerviosa", repleta de "trampitas" y para corredores "completos", asegura Ugarte. Entre esos ciclistas estarán algunos de los que ya se han dejado ver en los podios de esta temporada, como Alejandro Valverde y Alberto Contador, y otros como Iban Mayo o Samuel Sánchez.

Una carrera nerviosa, repleta de "trampitas" y para corredores completos

La Vuelta nace hoy en Urretxu, con una etapa de 139 kilómetros que atravesará nueve ascensiones. La última de ellas coronará la meta, en el alto de Santa Bárbara de tercera categoría. Al día siguiente, Urretxu-Carranza, con 191 kilómetros. Después de siete puertos, la meta deberá esperar al alto de segunda categoría de las Cuevas de Pozalagua, la novedad más atractiva del recorrido. "Ahí se van a marcar diferencias", dice Samuel Sánchez. El asturiano estuvo a punto de llevarse la Vuelta el año pasado, y es el activo más relevante de un equipo, el Euskaltel-Euskadi, al que sus dirigentes sitúan este año en período de transición. "Es una subida durísima. Creo que ahí se formará un ramillete de diez o quince corredores que optarán al triunfo final", señala Ugarte. La siguiente (Carranza-Vitoria) será una jornada más relajada, propia de los días en los que la carrera transita por la capital alavesa. Pero el jueves la carretera se torna cuesta arriba otra vez, con 176 kilómetros entre Vitoria y Lekunberri, en Navarra.

El alto de Azpiroz, de primera categoría y situado a tres kilómetros de la meta, será el encargado de cribar la carrera. La quinta etapa transcurre entre Lekunberri y Oiartzun, con 169 kilómetros y seis puertos. Por último, la contrarreloj individual del sábado en esta última localidad. Catorce kilómetros con una primera mitad muy sinuosa. "Son repechos muy enrevesados, que pueden alcanzar el 15 por ciento de desnivel", avisa Ugarte. En resumen, etapas que no destacan por su extensión, pero sí por un trazado de continuo desgaste. Características que siempre han definido a la Vuelta.

"Estamos satisfechos con la participación. El mes de abril es una época con muchas clásicas importantes en Bélgica y Holanda, y de preparación para el Giro de Italia, y muchos quieren probarse aquí", señala el coordinador general de la Vuelta. El tramo del calendario en el que se ubica la carrera provoca que asistan ciclistas de dos clases. Por un lado, los que han nutrido su palmarés en los primeros meses de temporada, caso del madrileño Alberto Contador (Discovery Channel), vencedor con autoridad de la París-Niza. "Creo que ahora estoy un poco peor", dice, y da como favorito a Alejandro Valverde.

El murciano se sitúa en el segundo grupo de corredores que se dan cita en la ronda. El de los que almacenan menos rodaje en sus piernas, pensando en las clásicas europeas que vienen. Valverde (Caisse d'Epargne) ha vencido en cinco etapas de una carrera que se ajusta de manera impecable a sus cualidades. Ciclista versátil y de gran inteligencia, Valverde es capaz de adjudicarse triunfos en días que no figuran en su agenda principal, así que su nombre, como el de Contador, se incluye en la lista de favoritos. Pero él matiza: "Este recorrido me parece demasiado selectivo". Buena parte de la atención recaerá también en el equipo Saunier Duval, el más fuerte de la carrera.