La quiebra de New Century alerta de la crisis hipotecaria en EE UU
Más de 30 entidades de créditos de alto riesgo han suspendido pagos
New Century Financial se ha convertido en la mayor entidad hipotecaria de EE UU en declararse en suspensión de pagos, víctima de los problemas que afloran en el negocio de los créditos de alto riesgo o subprima. Su desaparición, junto a la de otra treintena de firmas especializadas en estos préstamos, deja el negocio en manos de grandes entidades como Countrywide Financial y Citigroup, que, para evitar males mayores, empiezan a pedir más garantías a los compradores de que podrán efectuar sus pagos.
Fundada hace 11 años, New Century concedía hipotecas a compradores con bajos recursos o un historial crediticio dudoso. Era el segundo mayor acreedor de hipotecas subprima en EE UU, por detrás del banco británico HSBC. Para atraer la atención de los clientes, le ofrecían préstamos a tipos de interés muy favorables durante los dos o tres primeros años. Y para mantener el negocio a flote frente a la caída de la demanda, la entidad rebajó las condiciones de concesión de los préstamos.
El 86% de las hipotecas concedidas por New Century en 2006 fueron subprima. De esta manera, la firma consiguió el año pasado dar préstamos por un valor de 60.000 millones de dólares (44.800 millones de euros), y entre 2005 y 2006 concedió más de la mitad de los que otorgó desde su creación en 1995. Su presidente ejecutivo, Brad Morrice, defendía su estrategia con que estos préstamos "han permitido a millones de estadounidense acceder a un crédito y beneficiarse de las ventajas de ser propietarios de una vivienda".
El problema para entidades con una política similar llega ahora, cuando se revisan los términos de las hipotecas y se dan cuenta de que muchos inversores dejan de pagar porque no pueden permitirse un tipo de interés más alto del pactado, ni pueden rehipotecar su vivienda para dotarse de efectivo porque no se han revalorizado lo suficiente. Se calcula que este año serán revisadas hipotecas por un valor de 1,3 billones de dólares (980.000 millones de euros), por lo que se espera un incremento en los impagos y de los embargos.
Temor al efecto contagio
La bancarrota de New Century se convierte así en el más claro ejemplo de los problemas por los que atraviesa el negocio de las hipotecas subprima, que representan el 10% del total de los préstamos, y que se teme acabe afectando a todo el negocio hipotecario e inmobiliario, y a la economía en general. La compañía perdió un 97% de su capitalización bursátil en poco más de un mes.
No es la única. Una treintena de entidades rivales, como Fremont General, Ownit Mortgage Solutions, Mortgage Lenders Network, ResMae Mortgage Corp y People's Choice Financial, han dejado de operar o se han declarado en quiebra.
La primera consecuencia es que cada vez hay más inversores que desconfían de las entidades que ofrecen estos créditos exóticos, lo que pone en un aprieto a otras firmas supervivientes que hasta ahora habían sacado tajada del último boom inmobiliario. El banco de inversiones Bears Stearns calcula que el valor de estos créditos caerá un 30% este año, respecto a los 450.000 millones de euros que se movieron en 2006. HSBC se plantea abandonar este negocio y concentrarse en hipotecas más seguras.
El 52% de las hipotecas que se conceden en EE UU proceden de entidades que no están sujetas a la supervisión de las autoridades federales, porque es competencia de los Estados. Esto explica por qué la Reserva Federal (Fed) no se ha mostrado muy activa en prevenir la crisis. El Congreso quiere ahora establecer nuevas reglas, pero desde la Fed y el sector se teme que esto desincentive la inversión en nuevas viviendas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.