La llegada del AVE a Tarragona reabre el debate de una nueva área metropolitana
El retraso de la planificación y el déficit de transporte público sale a la luz con la alta velocidad
Hacia una nueva área metropolitana. Este es el camino que parece destinado a emprender el Camp de Tarragona, cuyos principales dirigentes apuestan, con diferentes ópticas, por establecer políticas que superen el ámbito estrictamente municipal y mancomunar servicios básicos en un futuro a medio plazo. La llegada del AVE y la polémica generada entorno al servicio de taxi -la ley impide a los taxistas cargar pasaje fuera de su municipio- han evidenciado el retraso de las políticas de planificación del territorio con respecto a la realidad social y económica y el déficit de transporte público.
Un estudiante de Turismo puede acudir a sus clases en Vila-seca desde su casa en Valls, ir los fines de semana de compras a Reus y de copas a Cambrils. Estas ciudades, de distintas comarcas, junto a Tarragona, constituyen el núcleo del Camp de Tarragona, una área de unos 350.000 habitantes que se multiplican en verano.
Sin embargo, es absolutamente imposible que este estudiante recorra la ruta en transporte público. Precisamente, el transporte es la operación de urgencia en la que trabajan la Generalitat y los ayuntamientos. "Yo renunciaría al transporte público de Cambrils en beneficio de uno conjunto para el territorio", señala el alcalde, Robert Benaiges (PSC). "Estamos en un momento apasionado de transformación. Tenemos que ir pensando en una área metropolitana en la que los intercambios son diferentes", apunta el delegado de la Generalitat en el Camp de Tarragona, Xavier Sabaté (PSC).
Billete único para autobuses
El Ejecutivo catalán trabaja en la creación de una Autoridad Metropolitana del Transporte destinada a subsanar -de momento, sólo con autobuses- el déficit de transporte público en el territorio. También a medio plazo, la Generalitat creará una "zona de prestación de servicios conjunta" para el colectivo de taxistas y prevé establecer un billete único este año, a semejanza del de Barcelona, para las diferentes líneas de autobús.
"Yo no hablaría de ser la segunda área metropolitana, sino de que somos la segunda área con mayor empuje", matiza el alcalde de Vila-seca, Josep Poblet (CiU). Este alcalde, máximo impulsor junto al de Reus, Lluís Miquel Pérez (PSC), del hoy inoperante Consorcio del Camp de Tarragona -creado en 2001, con unos 250 ayuntamientos y entidades del territorio-, defiende que "hace falta adoptar decisiones" y, "tras haber tomado conciencia de nosotros mismos", la movilidad es lo "más urgente".
Su homólogo de Reus apuesta por crear un servicio de cercanías de tren, algo que posibilita el nuevo Estatuto catalán mediante el traspaso a la Generalitat de las líneas de Renfe. "Falta observar el Camp de Tarragona como una unidad urbanística, y planificar las zonas de uso industrial y residencial, por ejemplo", apunta.
"Lo que no quiero es que esto se convierta en una área metropolitana como Marsella o Barcelona", replica el alcalde de Tarragona, Joan Miquel Nadal (CiU). A juicio de Nadal y de Poblet, el "equilibrio" en el crecimiento de cada municipio debe garantizar una "calidad de vida" que alejen al Camp de Tarragona de una conurbación.
"No hablamos únicamente de autobuses, en lo que todos estamos de acuerdo, sino de concepto. Algunos querrían convertir el Camp en otra área metropolitana como Barcelona, y en eso yo no creo", sentencia Nadal.
En el Camp de Tarragona, los residuos ya se gestionan de forma conjunta. Y el abastecimiento de agua lo garantiza el Consorcio de Aguas de Tarragona, gestor supramunicipal de un minitrasvase del Ebro de cuyo papel primordial en el desarrollo económico de la zona nadie duda.
El presidente de la Cámara de Comercio de Tarragona, Albert Abelló, exige "voluntad política" a los dirigentes del territorio para acometer una reforma íntegra de los servicios públicos. "Si no mancomunamos, no seremos nadie. Es lo más eficiente", dice. Su homólogo en Reus, Isaac Sanromà, también reclama "renuncias de cada municipio" en beneficio común del territorio y un "replanteamiento" político tras el fiasco del Consorcio del Camp de Tarragona. "Hay que superar las posiciones políticas localistas", sentencia el alcalde de Cambrils, Robert Benaiges.
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