"El espectador se ha aburrido mortalmente en el teatro"
El próximo 19 de abril, al actor y director catalán Abel Folk (Montesquiu, 1959) le aguarda un doble estreno. Uno en teatro, El ventall de Lady Windermere, de Oscar Wilde, en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC), bajo la dirección de Josep Maria Mestres. Otro en el cine, El coronel Macià, a las órdenes de Josep Maria Forn. Todo ello solamente unas semanas después de haber presentado su tercera dirección escénica, la obra de Claude Magnier Óscar, una maleta, dues maletes, tres maletes, al mismo tiempo que, en el seno de su propia empresa, La Projectora, trabaja en los guiones de dos proyectos audiovisuales, que él mismo prevé dirigir. En una pausa de su ajetreada actividad cotidiana, ofrece un balance negativo del teatro catalán de los últimos años: "Los espectadores nos hemos aburrido mortalmente".
"Cuando hago teatro comercial mi objetivo es dar placer al espectador"
"Es importante tener un gran teatro que sitúe Barcelona en el mundo"
Pregunta. Acaba de estrenar en el teatro Condal de Barcelona su tercer espectáculo como director, en este caso un encargo, que está cosechando muy buenos resultados entre el público.
Respuesta. Me gusta mucho el texto, el trabajo de los actores y, obviamente, estoy encantado con el éxito. Cuando me planteo hacer este género de teatro comercial de calidad, mi objetivo es dar placer al espectador y ver que sale tras la función de la sala de teatro encantado de la vida.
P. ¿Su nuevo espectáculo como director seguirá la misma línea?
R. Es probable que la próxima obra que dirija, en 2008, se adentre en otro mundo. Tendrá toques de comedia, pero será bastante virtual. La imagen y las tecnologías impregnan nuestra cultura, y el teatro no puede obviarlo.
P. ¿Cuáles son sus proyectos audiovisuales?
R. Una película a partir de los testimonios de personas que han vivido situaciones límite, y otra de aventuras para público familiar. Ambos están muy avanzados, y yo participo en ellos como coguionista y codirector.
P. Usted trabajó en la primera temporada del TNC con Guys & Dolls, y El ventall de Lady Windermere supone su regreso después de una década. Ha pasado mucho tiempo.
R. No sé por qué será. No creo demasiado en las camarillas, pero tengo una cierta pena. Pienso que el nivel de este teatro en la primera temporada fue mucho mejor que el de las 10 siguientes. Es una lástima.
P. Lleva 30 años en el oficio, ¿cómo ha cambiado el panorama escénico?
R. Hace 30 años, estábamos en un pozo. El Lliure de Gràcia, Josep Maria Flotats, contribuyeron enormemente a que Barcelona tuviera la capacidad de producir teatro de repertorio de gran nivel que nos acercara al mundo. Hoy el Lliure, como entidad, se ha situado en un lugar que para mi gusto no tiene ningún interés, sin su antigua capacidad de liderazgo y transmisión. Probablemente también ha habido políticas teatrales mal aplicadas, injerencias entre lo público y lo privado no demasiado acertadas. Ha habido un exceso de producción y no se han hecho las cosas demasiado bien.
P. ¿Existe un divorcio entre el gran público y cierto tipo de teatro?
R. Yo creo que no. El buen teatro siempre gusta. Lo que ocurre es que en los últimos años me he aburrido mucho en los teatros de Cataluña, y el público también. Nos hemos aburrido mortalmente. Y en cambio la transmisión pública oficial es que somos la pera.
P. Como productor privado, siente ¿envidia de las condiciones de trabajo del TNC?
R. Lo peor que puede ocurrir es que el productor no sepa dimensionar el proyecto que tiene en las manos. Tan malo es tener muchos medios para algo que no lo necesita como pocos medios para algo que sí los necesitaría.
P. ¿Y en el TNC esta ecuación está bien ajustada?
R. Siempre pienso que esta casa y todos sus medios tienen sentido si dan el servicio social que debe dar. Es muy importante tener un teatro de grandes dimensiones que sitúe Barcelona en el mundo y haga que el aficionado a la cultura se sienta orgulloso de pagar con sus impuestos un lugar en el cual se producen tantas emociones y tanta altura cultural. Ningún ciudadano piensa que el dinero invertido en el Liceo se derrocha, pero no ocurre lo mismo con el TNC y el Lliure, y no nos lo podemos permitir.
P. En unos días se estrena su nueva película, El coronel Macià.
R. Josep Maria Forn, el director, ha hecho un trabajo magnífico. Esta película es la manera más barata, rápida y divertida de aprender muchas cosas sobre un personaje y acerca de una parte importante de la historia de Cataluña sobre la cual en las escuelas prácticamente no nos enseñan nada. Y por las proyecciones ofrecidas hasta ahora, hemos podido comprobar que conecta muy bien con el público.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.