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LA IMAGINACIÓN DE LO COTIDIANO

Una literatura desmadrada

LANDERO ES un escritor muy disciplinado. Planea sus novelas "con escuadra y cartabón". Cuando terminó la novela anterior hablaba de haber culminado una trilogía. Con Hoy, Júpiter habla de una tetralogía. Sus libros son impecables. Siempre se le lee con placer y nunca defrauda. Pero su mundo es el mismo mundo en todas sus novelas, y aunque el lector le busque precisamente por eso, el escritor aspira ya a otra cosa: "¡Joder! El reto está en salir de ahí. Tengo mis demonios literarios, pero quiero romper con todo ese mundo de la infancia y la adolescencia. Quiero abrirme hacia otras vivencias y rescatar cantidad de ellas que tengo de los 30 y los 40 años. Dejarme llevar por el genio del idioma, por la inspiración, por la acción, desmadrarme, ésa es la palabra. La próxima novela quiero que sea distinta, más indisciplinada. Que la armonía venga de otros lados, de la propia escritura. Hay muchas cosas que quiero contar, pero necesito una estructura muy abierta. He pensado como próximo personaje en un jubilado, alguien que ha sido lacónico durante toda su vida, y en su cena de despedida de repente empieza a hablar y se larga un discurso de 200 páginas. Soy flaubertiano a la hora de construir la novela, antes de conocer cómo lo hacía Flaubert. Me gusta tener claro el mapa, la historia, el personaje. La disciplina está muy bien porque lo demás son espejismos, pero ahora quiero escribir sin nada, sobre la marcha. Según los caprichos de la memoria. Dejándome llevar por los pálpitos del momento. Tengo una deuda con la literatura y quiero desmadrarme".

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