Pantalla para los discapacitados

"Van a hacer todo lo que ellos puedan hacer". Así resume Juan Antonio Sacaluga, director de En portada (La 2), su nueva aventura televisiva, Nosotros también. El miércoles de la semana pasada era el día D. El de la grabación de la primera entrega de este programa, en el que discapacitados intelectuales presentan, entrevistan y debaten con un personaje de renombre; hacen los decorados, peinan y maquillan a sus compañeros. "Todo menos la parte técnica", resume Sacaluga; "en ésta participa casi todo el equipo de En portada de forma desinteresada".

Los promotores han recibido más de 400 solicitudes para trabajar en el programa

Los chavales presentan, entrevistan, construyen los decorados, peinan, maquillan...

Poco antes de comenzar la grabación en el plató 2 de Torrespaña (una de las sedes de RTVE en Madrid), los seis protagonistas esperan para maquillarse y pasar a vestuario. Para casi todos es su primera vez en la televisión. Ninguno reconoce los nervios, pero la televisión impone.

"Yo estuve en la televisión local hace... cinco años", dice Sergio Fernández, vallisoletano de 27 años, con síndrome de Down, después de que su padre -"ha venido para representarme"- le recuerde cuánto tiempo ha pasado desde que estuvo "entrevistando a gente, un dibujante, un futbolista... Caminero, eso es", recuerda, después del apunte de su padre. Le gusta mucho hablar, no para.

Sergio, y sus otros cinco compañeros de Nosotros también, fue seleccionado en un inmenso casting promovido desde la Confederación española de Organizaciones en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual (Feaps). "Desde Feaps avisaron de que estábamos preparando el programa a todas sus delegaciones para que propusieran posibles participantes", explica Sacaluga, que tiene una hija autista de 20 años y lleva un año con este proyecto. "Nos llegaron más de 400 solicitudes al e-mail y cientos de dibujos, nos vimos desbordados. Luego pedimos a las asociaciones que nos enviaran un vídeo con el candidato haciendo algo". Sacaluga recuerda también la participación del Real Patronato de Discapacidad, la Obra Social Caja Madrid y la Fundación ONCE en el apoyo a este proyecto.

"Yo he hecho el Don Juan de Molière, El burlón de Sevilla", apunta David Luna, de 28 años, sevillano y también down. "He hecho teatro; yo soy actor. He sido la imagen protagonista de programas andaluces. Tengo un sinfín de cosas que contar", continúa. También a él le gusta hablar. "Como actor, me gustaría entrar en televisión, porque es una cosa fácil", y recuerda a Alberto Domínguez: "Down también, y le contrataron para Médico de familia". "También escribo poesía y recito".

Cuando llega la hora, chicos, padres y acompañantes -han venido sus profesores de educación especial para ayudarles- se trasladan hasta el plató. Aparecen Virginia Ruiz, madrileña de 36 años, y Xoán Villena García del Real, de 28. "Nací en Madrid, pero vivo en Ferrol", dice Xoán con mucho acento gallego. Son los presentadores. Vienen de vestirse y maquillarse. Comienza la grabación.

Se colocan bajo los focos y frente a tres cámaras fijas y una en grúa, delante de una mesa en semicírculo -"hecha por unos chicos de un taller de Plasencia con discapacidad más profunda que éstos", apunta Sacaluga-, aferrados al guión. Aunque escrito en lectura fácil -adaptación del lenguaje escrito para personas con discapacidad intelectual-, las frases quedan largas. Sacaluga decide acortarlas e intenta que Virginia y Xoán improvisen. Pero ellos se aferran a lo seguro, lo que pone el guión. "Casi me lo he aprendido", dice Virginia. "Yo lo puedo leer mejor", apunta Xoán. Sus dos profesoras se acercan y les explican cómo decirlo.

Sacaluga habla con un ente a través de un micrófono. "Ángel, cuando tú digas". Es el realizador, Ángel Navarro. Los chicos ya saben que manda a Sacaluga, pero nunca se dirigen a él. No le ven, luego no está. Sacaluga baja la mano para que empiecen Xoán y Virginia. Se equivocan, como cualquiera por primera vez. Pero a la tercera o la cuarta, la toma ha valido.

Va pasando la tarde, sus compañeros esperan con paciencia sentados al otro lado de las cámaras, en la tarima del decorado de La 2 Noticias. Yolanda Arce, de 36 años, viene de Burgos, donde también trabajó en un programa de Canal 4, la televisión local. "Hablábamos de las zonas verdes, las bicis", comenta.

Cerca de ella, Silvia Serra, una chica alta, de ojos azules, 27 años y "de La Rioja; bueno, de Calahorra", está sentada con gesto de cansancio. "He estado muchas veces en la radio, me han entrevistado porque yo hago natación, atletismo, competiciones", cuenta. "He sido tres veces campeona de España de esquí". "Pero lo que más le gusta es el flamenco", cuenta su padre. "En una actuación, se metió tanto en el papel que al final se le vieron dos lágrimas, y la gente de las primeras filas lloraba, no porque fuera discapacitada, sino de la emoción de su baile". "Esto es una experiencia más en la vida", dice Silvia. "Cuando me dijeron esto, no me lo creía a lo primero".

Pues llega el momento de creérselo. Virginia y Xoán acaban con las presentaciones y va a comenzar el coloquio. Antes de irse, presentan a la invitada: "Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Servicios Sociales, que tiene una hija con discapacidad como nosotros". Después entran David, Yolanda, Silvia y Sergio, y se sientan alrededor de la mesa.

Los cuatro se van turnando para hacerle a la secretaria de Estado preguntas sobre la recién aprobada Ley de Dependencia. Antes de entrar, ya les ha saludado. "Espero que no me preguntéis por el precio del café", pero ellos no le entienden. "Espero que sean preguntas fáciles", apunta la secretaria de Estado. "Son fáciles, algunas demasiado fáciles", contesta Sergio con su potente voz.

Silvia mete un poco la cabeza en los papeles cuando pregunta, pero los otros tres leen las cuestiones sin cortarse y mirando fijamente a la invitada. El coloquio va como una seda, no hay que repetir ni una toma, salvo las tres despedidas entonadas por David, que hace gala de su labia poética y sus tablas en el escenario hasta que todo el plató se parte de risa con sus ocurrencias.

Finalizado el coloquio, los cuatro entrevistadores salen del plató para tomarse un tentempié mientras Virginia y Xoán se preparan para despedir el programa. Jessica González Romero, sevillana pelirroja de 21 años, se encarga de repasar sus cabellos. Es la peluquera, y se está formando como tal en un centro de Sevilla, donde ya hace prácticas. "Me ha gustado mucho venir; cómo se han portado. Se han dejado hacer", dice de sus compañeros.

Virginia y Xoán dan con la despedida después de dos o tres repeticiones. Han sido cuatro horas de plató. "Están muy cansados", apuntan los padres de Silvia. "Tenías que verlos en su ambiente, cómo hablan, pero aquí, son muchas horas". Al final, fotos de todo el equipo en el plató, intercambio de teléfonos y direcciones de e-mail. El fruto se estrena el 29 de abril, en La 2. En el siguiente programa, explica su director, intervendrán otros chicos, o estos mismos, pero haciendo diferentes cosas, como entrevistas en la calle: "Pero como son ellos. Toda una aventura".