Phelps, el héroe

El héroe es una referencia indispensable del deporte. En torno a él, el hombre explora sus límites y se acerca a los mitos. Michael Phelps es un chico estadounidense de 21 años. Le gusta el rap y las hamburguesas. Podría pasar por un joven cualquiera. Sin embargo, es un héroe del deporte, un gigante que ha decidido compararse con el más legendario de los nadadores: Mark Spitz, el ganador de siete medallas de oro en Múnich 72. En los Campeonatos del Mundo que se cerraron ayer en Melbourne, Phelps conquistó su séptima victoria y destrozó el récord mundial de 400 estilos, el quinto en una semana prodigiosa. Sus marcas tienen un aire futurista. Son récords que se antojan inabordables ahora mismo. Es otra condición del héroe: acercarnos a un impensable futuro.

A Phelps le privó de su octava victoria un compañero de equipo: Ian Crocker, su gran rival en los 100 mariposa. Crocker se lanzó al agua antes de tiempo en la semifinal 4 por 100 metros estilos. El equipo estadounidense fue eliminado y Phelps no pudo disfrutar de la gesta completa. También en la derrota se mide al campeón. Su reacción le acredita como un héroe de verdad. "Llegamos como un equipo y saldremos de aquí como un equipo", dijo tras saber que no podría conquistar su octava victoria. A Phelps le espera en 2008 su último gran desafío: los Juegos de Pekín, donde intentará conseguir ocho, quizá nueve, medallas de oro. Allí apenas habrá esperanza para la natación española. En la categoría masculina, ningún nadador alcanzó las finales en Melbourne. Un panorama deprimente sólo maquillado por Erica Villaécija, cuarta en las finales de 800 y 1.500. Una luz en medio del páramo. Recordó los peores tiempos del deporte español.