23 artistas gallegos en el corazón de la Fraga de Cecebre
El 'Bosque animado', reducido hoy a una mínima expresión, fue recreado el fin de semana por dibujantes y pintores
Asfixiada por casas, carretera, autopista y embalse, apenas resiste un pequeño reducto de la otrora frondosa Fraga de Cecebre que el genial escritor y periodista Wenceslao Fernández Flórez convirtió en legendaria con su novela El Bosque Animado. Reducida a su mínima expresión, pero todavía con magia suficiente ser fuente de inspiración, como lo fue, este fin de semana, para 23 ilustradores gallegos que invadieron la casa, Villa Florentina, y el entorno natural del fallecido escritor con el fin de rendirle homenaje recreando con dibujos las escenas de su obra más famosa.
Queda tan poco de aquella fraga que inspiró en 1943 la novela de Fernández Flórez, que hasta los artistas bromeaban sobre la falta de espacio para su iniciativa de acudir en grupo a trabajar a un bosque hoy cercado por las casas con el fin de ilustrar un cuento sobre un pueblo que estaba rodeado de bosque. Pero ni la incesante lluvia deslució el taller que montaron estos dibujantes para ilustrar, a través de 23 eclécticas obras, la novela de Wenceslao Fernández.
Ni la incesante lluvia deslució el taller en homenaje a Wenceslao Férnández Flórez
El proyecto es reeditar la novela, ilustrada con con las obras pintadas en las dos jornadas
El mundo de las ánimas, meigas, topos y burgueses de la Galicia rural que pueblan el libro del escritor coruñés se reanimaron ayer a través de dibujos de tinta china, pintura acrílica, acuarelas de temperas o incluso collage que los artistas, citados por la Asociación Galega de Profesionais da Ilustración (Agpi), crearon durante sus 24 horas de convivencia en Cecebre (Cambre).
A este peculiar taller de creación, al aire libre en la fraga o en las habitaciones de Villa Florentina, acudieron vacas sagradas de la ilustración en Galicia, como son Xosé Meixide, Xosé Cobas o Suso Cubeiro; dibujantes consagrados con premios nacionales como Oscar Villán y Federico Fernández, y también jóvenes que, como Luis Sendón, despuntan con prometedoras carreras en el arte del dibujo.
Con la excusa de rendir homenaje al mundo de fantasía y magia de la obra de Wenceslao Fernández Flórez invadiendo el entorno natural y doméstico en el que el escritor se inspiraba, los ilustradores también buscaban salir del aislamiento de sus despachos y huir, por una vez, del buscador más famoso de Internet, Google, que se ha convertido en su imprescindible fuente de documentación.
"Es interesante salir al monte, porque a menudo tenemos que dibujarlo y a veces hace años que ni lo pisamos", explica el presidente de la asociación, Manuel Cráneo. Unanimidad también obtuvo la charla a puerta abierta que los artistas protagonizaron la víspera, el sábado por la noche noche, para intercambiar opiniones y experiencias sobre su vida de autores, su profesión, aquejada por "el fatal reconocimiento de los derechos" del ilustrador sobre su obra, así como sus aspiraciones en un arte de aún escasa consideración pública.
Las 24 horas de convivencia en la Fraga de Cecebre resultaron fructíferas. Los ilustradores se mostraron todos encantados con la iniciativa. La variedad de sus trabajos quedó reflejada en estilos, soportes y técnicas de dibujo de los más dispares. No era fácil resultar ingenioso e imaginativo con una historia, El bosque animado, que es fuente de inspiración de tres largometrajes, el último una película de animación de la gallega Dygra Films que fue premiada con dos Goyas.
El conjunto de las 23 ilustraciones creadas este fin de semana se expondrá en el Ayuntamiento de Cambre, en una muestra que luego viajará de la mano de la Diputación de A Coruña por salas de toda la provincia. Animado por el éxito y la calidad de los trabajos, el presidente de la Fundación Wenceslao Fernández Flórez incluso anunció el proyecto de reeditar la novela con las ilustraciones ingeniadas por estos 23 artistas durante su convivencia en el corazón de un hoy muy urbanizado bosque animado.
La jornada terminó con un concierto de música y poesía, interpretadas por A caricia da serpe, el grupo de Lino Braxe y Miguel Ladrón de Guevara, que narra una historia "para animar conciencias" y también las ánimas que, cuentan, aún viven en la Fraga de Cecebre.
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