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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Seguridad y República

La campaña de las presidenciales francesas ha salido de los mítines y debates educados para llegar a la calle. Para ello ha bastado una sola erupción de violencia juvenil en una estación de metro de París que ha despertado el fantasma de la revuelta de las banlieues de 2005. Ha servido para que la candidata socialista, Ségolène Royal, acuse a su rival Nicolas Sarkozy, hasta el pasado lunes ministro del Interior, de fracaso de la política de seguridad, basada únicamente en la represión policial, frente a la "prevención y acompañamiento social" de las fuerzas del orden que ella propugna. Esta lucha por hacerse con la bandera de la seguridad ciudadana se suma a la reciente sobre la bandera tricolor o La Marsellesa. Es, en parte, una derivada de la contaminación de la política francesa por el cuarto en la carrera, el líder del Frente Nacional, Le Pen.

Estas elecciones del 22 de abril en primera vuelta y el 6 de mayo en segunda, son las más importantes y definitorias que se han celebrado en el país vecino desde 1981, cuando la izquierda llegó al poder de la mano de Mitterrand. O incluso desde 1958, cuando De Gaulle fundó la V República. Más allá de que Royal se haya comprometido a reformar la Constitución y abogado por una VI República, todo indica que, gane quien gane, el sistema político francés cambiará profundamente.

Sarkozy propugna someter más el Gobierno, y especialmente la política exterior, coto reservado del Elíseo, al control del Parlamento. Royal aboga contra la tradicional acumulación de cargos, por una democracia participativa con la polémica creación de comités populares, nombrados por sorteo, para controlar a los cargos electos y al Ejecutivo, por transferir más competencias a las regiones, junto a una "dosis de proporcionalidad" en el sistema electoral mayoritario a dos vueltas. El centrista François Bayrou, el tercer hombre, la gran sorpresa de esta campaña pero que, al menos temporalmente, va perdiendo terreno en los sondeos, se ha apuntado también a esta idea de VI República.

Es difícil hacer un pronóstico, dada la indecisión de uno de los electorados más volátiles de Europa. Los sondeos colocan a Sarkozy por delante, pero Royal está acortando distancias desde que ha vuelto a coger la campaña en su propia mano. La socialista le está disputando al neogaullista su propio terreno, sabedora de que, contrariamente a Mitterrand en 1981, no puede contar con un granero de votos a su izquierda para la segunda vuelta. Ahora bien, si Bayrou consiguiera dar la sorpresa y colarse entre los dos ganadores de la primera vuelta, podría acabar ganando la segunda vuelta. En todo caso, en mayo llegará al Elíseo una nueva generación política que debería marcar una nueva Francia.

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