La furia de Badalona
Mireia Belmonte, campeona mundial juvenil que hoy nadará la final de 400 estilos, es la nadadora con más futuro del equipo español
Mireia Belmonte es una rubia de hombros fuertes y mirada resuelta. Tiene 17 años y vive entre la piscina de la Residencia Blume, en Madrid, donde también va al colegio. Desde las seis de la mañana hasta las siete de la tarde. Hace horario corrido. Sólo se detiene para comer. Su vida es pura ambición. Pura locomoción. Cuando tiene un mal día, el agua le resulta hostil. "Te dices: 'hoy tengo exámenes; hoy no puedo nadar'. Pero tienes que ir al agua. Si no... Otros días, cuando estás contenta, te tiras al agua y sientes que flotas. Cuando estás con exámenes, presionada, cada brazada es difícil. Sientes que te hundes. Puede ser monótono. Sólo ves pared, raya, pared, raya... El estímulo es bajar tu marca. Es tocar la pared, mirar el cronómetro y ver que el trabajo merece la pena".
Mauricio Coconi, el seleccionador del equipo español, es italiano. Sabe lo que es la grinta. La garra italiana. En Mireia ve algo parecido. Algo difícil de encontrar en los nadadores españoles. Sobre todo en los hombres. "Ella", dice Coconi; "tiene rabia. Se rebela contra la derrota. Ha ganado el oro en el Mundial Juvenil porque es una buena competidora. Y ganar es una costumbre. Una buena costumbre".
Mireia Belmonte es la gran esperanza de la natación española para los Juegos de Pekín. La última jornada de los Mundiales de Melbourne será su gran día. Hoy la esperan los 400 estilos para que mida sus condiciones ante las mejores del mundo. Se trata de una de las pruebas más duras que existen porque exige resistencia física, punta de velocidad, sentido táctico y dominio de todas las técnicas. "Es difícil porque tienes que nadar los cuatro estilos y hacer ocho cambios de ritmo", explica. "La táctica consiste en hacer los segundos 50 más fuertes que los primeros en cada estilo. Eso requiere mucho esfuerzo. Cuando sales de la mariposa y empiezas la espalda te sientes cansada. Y cuando terminas la braza te sientes más cansada todavía. Así es que el crol, el último parcial, es complicado. Si no sabes cuidar tus reservas llegas asfixiado. Creo que para clasificarme para la final tendré que bajar mi marca a 4m 42s".
Su entrenador, Jordi Murio, la dirige desde los 12 años. Cuando la llevó del CN Badalona, en su localidad natal, al CAR de Sant Cugat. "Entonces sus niveles de resultados eran tan buenos que nos sorprendimos", recuerda Murio; "porque los ritmos de entrenamiento que tenía no eran acordes con sus tiempos. Ahora todavía le falta. Las cincuenta primeras del ránking mundial tienen un nivel de entrenamiento más sólido que ella".
Murio cree que a su pupila le falta saberse regular en las carreras. "Como en España no tiene competencia, cuando compite en el extranjero su tendencia es ir adelante siempre, y lo puede pagar", dice. "Ella siempre nadó para ganar, no para mejorar su marca. Y en el Mundial debe aprender que en mitad de la prueba habrá cuatro o cinco nadadoras que irán por delante. No debe ponerse nerviosa. Tiene que saber equilibrar la parte central de la prueba: la espalda y la braza".
Mireia reflexiona sobre el nivel de su deporte en España y se encoje de hombros: "La natación es un deporte muy duro. Pasas muchas horas en el agua, y hay gente que al final pasa y dice: 'Bueno, si me gana alguna, pues que me gane, tampoco va a pasar nada'. Yo creo que no es así. Si te has entrenado todos los días y has sacrificado tantas cosas, no te puede dar lo mismo. Desde niña me he considerado una luchadora. El deporte me interesa siempre que haya lucha. Si sólo es entrenar, si no tengo nadie contra quien competir, no me vale. Cuando corro lo doy todo. A veces sientes que te estás ahogando. Que te falta el aire. Pero da igual. Sigues. Estás agotada. No piensas en la técnica, ni en nada. Sólo en llegar antes que nadie".
"A veces te mareas", dice. "Una vez, haciendo unos 400 libres en una competición, no sabía hacia dónde nadaba. Fue durante una Copa de España, en Valladolid. Me quedaban 150, o así. Hice un viraje y me dije: '¿A dónde estoy? ¿Nadando para allá o viniendo?'".
Mireia advierte que ganó aquella Copa de España. También dice que piensa estudiar Empresariales. Tal vez después de Pekín. Para entonces habrá aprendido a canalizar su instinto luchador. Melbourne es una buena universidad.
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