Irak se sume en una espiral de venganzas
Cuatro coches bomba contra zonas habitadas por chiíes causan más de 130 muertos
Un día después de que policías y milicianos chiíes atacaran el barrio suní de la ciudad de Tal Afar, al norte de Irak, donde asesinaron a más de 80 civiles en revancha por un doble atentado el lunes (140 personas perdieron la vida), varios coches bomba explotaron ayer en zonas chiíes en Bagdad y al norte de la capital causando más de 130 muertos. Es la peor semana de violencia sectaria desde febrero, cuando el Gobierno lanzó un nuevo plan de seguridad. El general David Petraeus, jefe militar de Estados Unidos en Irak, acusó a Al Qaeda de estar detrás de los atentados.general David Petraeus, jefe militar de Estados Unidos en Irak, acusó a Al Qaeda de estar detrás de los atentados.
Fueron cuatro atentados los de ayer contra objetivos chiíes y en apariencia coordinados. La primera bomba estalló en un popular mercado del barrio de Shaab, al norte de Bagdad. Murieron 76, según fuentes médicas. Las otras tres, separadas por unos minutos, estallaron en Jalis, a 80 kilómetros al norte de la capital. Perdieron la vida 53 personas.
Chiíes y suníes mantienen una guerra civil, cada vez menos soterrada, desde febrero de 2006, cuando un coche bomba destrozó la mezquita dorada de Samarra, una de las más sagradas para los chiíes. Miles de personas, la mayoría civiles, han perdido la vida desde entonces. Son frecuentes los secuestros masivos y el hallazgo de cadáveres maniatados, con los ojos tapados y un disparo en la cabeza. Entre el miércoles y el jueves se han encontrado 25 cuerpos en distintas zonas de la capital.
El último plan de seguridad (el tercero en nueve meses) lanzado el 14 de febrero por el Gobierno iraquí y por el Ejército norteamericano (con el refuerzo de 18.000 soldados), parece tan condenado al fracaso como los anteriores.
La respuesta de ayer, presumiblemente obra de la insurgencia suní, a los actos de venganza ocurridos en Tal Afar, ciudad de mayoría turcomana, parece indicar que esa guerra civil podría empezar a librarse a partir de ahora a coche bomba.
El general estadounidense Petraeus, experto en contra insurgencia y el hombre elegido por el presidente de EE UU, George W. Bush, para solucionar el caos iraquí, culpó ayer a Al Qaeda de estar de los atentados.
Tiene lógica. Desde hace semanas, Estados Unidos (lo admitió el embajador saliente, Zalmay Khalilzad) y el Gobierno de Nuri al Maliki tratan de abrir negociaciones con la llamada insurgencia nacionalista para integrarla en el proceso político. Entienden que existen dos tipos de insurgencia, la compuesta por antiguos miembros del régimen de Sadam Husein (de ahí la oferta de amnistía durante tres meses a todos los baazistas, incluso los que estuvieron en los servicios secretos) y por diversos tipos de nacionalistas iraquíes, muchos islamistas. La segunda estaría formada por voluntarios extranjeros que obedecen a Al Qaeda.
Además de los atentados, se han producido asesinatos de líderes tribales iraquíes que parecen indicar que Al Qaeda castiga a aquellos que hablan con Maliki.
El triple atentado de ayer en Jalis, ciudad de mayoría chií, es significativo porque demuestra una gran planificación. Primero fue la explosión de un coche bomba en una zona comercial. El segundo artefacto estalló minutos después contra la barrera de un control que protegía la sede de la Policía y la de los tribunales. La tercera afectó a los agentes que acudían en ayuda de sus compañeros.
"Era una escena terrible. Había cuerpos y restos por todos los lados", aseguró a la agencia Reuters una mujer policía que explicó que 53 personas habían perdido la vida en los tres ataques. Fuentes hospitalarias indicaron que el número de heridos superaba el centenar. La radio local emitía constantes llamamientos a donar sangre.
El general Petraeus dijo a la agencia norteamericana Associated Press que representantes de los ministerios de Defensa e Interior iraquíes habían viajado a Tal Afar para investigar "la horrible situación y la tragedia real para una comunidad que generalmente ha permanecido unida". Maliki ha ordenado una investigación oficial. El general norteamericano confirmó que en los actos de venganza en los que más de 80 personas fueron asesinadas y otras 185 resultaron heridas participaron policías chiíes.
El camión bomba que el lunes estalló en Tal Afar, y que provocó después de los actos de venganza contra la población suní, iba cargado con más de 3.400 kilogramos de explosivo disimulados en sacos de harina y de pan. Se trata de una de las mayores cantidades empleadas en un atentado desde agosto de 2003, cuando comenzó la insurgencia.
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