Llamas en la guardería
Los policías locales de Getafe desalojan a 60 niños de un centro infantil que sufrió un incendio
Una densa columna de humo fue la señal que vieron los policías locales de Getafe. A partir de ahí, un despliegue de todos los agentes que estaban de servicio, más de 30, permitió desalojar la guardería Heidi-Garabatos en cuestión de minutos, después de que se produjera un incendio en la cocina del centro. Muchos de los niños estaban asustados, pero el trato recibido por los policías durante las dos horas que estuvieron en el gimnasio de la Policía Local cambió su miedo inicial por una complicidad que hacía que algunos pequeños le quitaran hasta la gorra a sus improvisados compañeros de escuela infantil.
El incendio se declaró a las 9.30 en la guardería, situadad en la confluencia de la calle de Fénix con la avenida de Juan Carlos I, en el barrio del Sector-3. La cocinera estaba vertiendo un bidón de cinco litros de aceite sobre una freidora que había sido vaciada y limpiada el día anterior. De repente, se iniciaron unas llamas que provocaron una densa humareda. La empleada actuó con rapidez: cogió un extintor y lo vacío íntegro sobre el electrodoméstico.
Los reflejos de la cocinera evitaron que el fuego se propagara por la cocina
Algunos policías piensan tener un hijo tras la experiencia de ayer, según el concejal
Eso no evitó que el fuego provocara una densa humareda que fue visible desde el exterior. Los responsables de la guardería subieron a los 60 niños que había en ese momento en el centro a la terraza. Los primeros en acudir fueron los policías locales de Getafe, cuya sede está a escasos 100 metros de la guardería. "Cuando ya hemos visto que era seguro, hemos llamado a todos los agentes que estaban de servicio y cada uno ha cogido a un niño y lo ha pasado al gimnasio de nuestras dependencias", explicó el jefe de la Policía Local de Getafe, Francisco López Luengo. La escena, según los testigos, fue "impresionante": los cuatro carriles de la avenida cortados y los policías pasando a los niños en brazos.
Los agentes decidieron llevarlos al gimnasio, donde les dieron unos cuentos para colorear y les estuvieron entreteniendo, mientras los bomberos comprobaban la guardería y era limpiado el centro. "Ha sido muy entrañable, porque los policías han estado tirados por las colchonetas para que los niños estuvieran relajados. Y lo han conseguido. He visto la parte más extraordinaria de mis agentes", afirmó el concejal de Seguridad, David Lucas (PSOE).
Mientras, los responsables de la guardería avisaron a los padres de lo que acababa de ocurrir. Sólo una decena de progenitores se acercó a recoger a sus pequeños.
"Al principio te asustas un poco, pero, al ver que no había pasado nada, ya vuelves a la tranquilidad", destacó Sonsoles Gil, madre de un hijo de un año escolarizado en el centro. "Podría haber pasado algo muy grave, pero gracias a los reflejos de la cocinera no ha pasado nada", añadió.
Heidi-Garabatos se abrió hace 20 años y éste es el único percance que ha sufrido en ese tiempo, según la directora de la guardería, Araceli Gallego. La vuelta a la guardería fue también "espectacular", según los testigos. Los policías volvieron a cortar el tráfico y llevaron en brazos a los pequeños. Algunos, que ya habían tomado confianza, les quitaban la gorra y hasta la defensa (porra). Otros se despidieron con el saludo militar que les enseñaron sus eventuales profesores. "Algunos policías decían que les había gustado mucho la experiencia y que se les había despertado el instinto paternal. Hay quien ha dicho que a raíz de esto piensa ir a por un hijo", confesaba Lucas.
"El trato por parte de los policías ha sido impresionante. Han sido muy cariñosos y ahora, desde luego, podemos decir que nuestros impuestos están bien pagados con agentes con este talante", dijo la directora.
"Durante el relevo, no se ha hablado de otra cosa. Hasta los policías se han quedado impresionados", concluyó el jefe de la Policía Local. Un siniestro con final feliz.
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